Spoiler: La Promesa – Catalina descubre la cuna vacía de Andrés
La tan esperada ceremonia de bautizo en La Promesa se convierte en pesadilla cuando Catalina descubre la cuna vacía de su hijo Andrés. Su desgarrador grito desata el caos en el palacio. Sin pistas ni testigos, y con las puertas cerradas por orden del marqués Alonso, todas las sospechas recaen sobre Eugenia, cuya frágil salud mental la convierte en el centro de inquietantes hipótesis. Pero es Leocadia, la discreta doncella, quien empieza a emerger como la posible mente detrás de este acto perturbador.
Mientras el personal registra cada rincón —desde jardines hasta sótanos— y viejos secretos resurgen entre confesiones, boticas ocultas y hierbas venenosas, la tensión se intensifica. Eugenia es hallada acunando una almohada creyendo que es Andrés, mientras Leocadia se muestra serena, aunque cada vez más sospechosa. Su vínculo manipulador con Eugenia se hace evidente: habría inducido a la tía de Catalina a mover al niño bajo pretextos supersticiosos.
Una pista lleva a Emilia y Pía al oscuro sótano donde, envuelto en una manta impregnada con láudano, Andrés yace inconsciente, pero vivo. La llegada repentina de Leocadia, armada y fuera de sí, confirma los peores temores: secuestró al bebé bajo el delirio de “salvarlo” de un ambiente que considera tóxico. Enfrentada, confiesa su propio pasado trágico: la pérdida de un hijo y una obsesión mal canalizada.
Mientras tanto, otras tramas paralelas se enredan: Jacobo, bajo presión por sus deudas con los herederos de Lisandro, es sospechoso, pero termina revelando que su implicación es de otra índole. La información sobre el uso de acónito, un veneno letal, vuelve a poner en duda la muerte de Jana. Un diario hallado en los aposentos de Leocadia sugiere que no solo secuestró a Andrés, sino que pudo haber participado en más crímenes, manipulada o incluso dirigida por otra persona.

El amanecer trae un respiro: Andrés vuelve con Catalina, que lo abraza entre lágrimas. Alonso ordena entregar a Leocadia a las autoridades, aunque su historia deja huella. Eugenia, devastada, comienza a cuestionarse su estado mental. El bautizo se pospone indefinidamente. A pesar del alivio, nuevas preguntas surgen: ¿quién movía los hilos detrás de Leocadia? ¿Y qué otros secretos guarda La Promesa?
Con heridas abiertas, alianzas reforzadas y sombras aún por esclarecer, el rescate de Andrés es solo el preludio de nuevos misterios que amenazan con destruirlo todo desde dentro. Porque en La Promesa, nada es lo que parece… y el peligro siempre acecha en silencio.