⚠️ SPOILER ⚠️ – La Promesa: Eugenia al Borde: Bautizo, Pistola y Redención – YouTube
En La Promesa, un bautizo que debía ser símbolo de unión y alegría se convierte en un dramático punto de quiebre. Eugenia, quebrada por años de dolor, abandono y manipulación, irrumpe armada en la ceremonia del pequeño Andrés. Con la pistola de su difunto esposo en mano, huye con el bebé hasta lo alto del torreón, donde amenaza con lanzarse si alguien se acerca.
Mientras la familia Luján cae en el caos, entre rezos, súplicas y revelaciones, Curro inicia una peligrosa escalada hacia el lugar, decidido a salvar a su madre y a su sobrino. Eugenia, desde la altura, lanza acusaciones cargadas de resentimiento, alimentadas por los años de encierro y por las palabras venenosas de Petra, su antigua aliada y ahora despedida criada, que en paralelo prepara su propia revancha desde las sombras de la casa.
En los jardines, el terror es palpable: Catalina suplica entre lágrimas, Alonso da órdenes para amortiguar una eventual caída, y Manuel, interrumpido en una tensa negociación empresarial con Leocadia, presencia el drama desde la ventana.
El ascenso de Curro, agotador y simbólico, marca el intento desesperado por reconectar con una madre mentalmente fracturada. En la cima, las súplicas sinceras de su hijo, la mención de los nietos y el llanto de Andrés logran quebrar la coraza de Eugenia. Con un último acto de humanidad, entrega al bebé y finalmente la pistola, dejando atrás su furia en favor de una dolorosa rendición.

Petra, mientras tanto, encuentra escondidas unas comprometedoras cartas de amor y dinero del pasado de Eugenia, viéndolas como su nueva arma para recuperar poder. En otro plano, Manuel, conmovido por la fragilidad de la vida y la presión de Leocadia por controlar su proyecto aeronáutico, se replantea el valor de sus sueños frente a su lealtad familiar.
El descenso por la vieja escalera del torreón es lento pero esperanzador. Eugenia, agotada pero dócil, baja sostenida por Curro y Alonso. Al llegar, Catalina recupera a su hijo, mientras Eugenia observa en silencio el amor que temía perdido. Así termina esta poderosa escena de La Promesa, que deja heridas abiertas, verdades al descubierto y un nuevo camino de redención por recorrer.