⚠️ Spoiler — “Eugenia desenmascara a Lorenzo: la venganza en silla de ruedas” ⚠️
Cuando todo parecía tranquilo en La Promesa, la inesperada llegada de Eugenia Izquierdo cambió el rumbo del destino del palacio. En su silla de ruedas y con una expresión serena, volvió no como víctima, sino como la artífice de una justicia largamente aplazada. Lorenzo, confiado en que su crimen del pasado había sido enterrado, se ve sorprendido por el regreso de la mujer a la que intentó eliminar.
La tensión se instala desde el primer momento. Eugenia, observada con curiosidad y lástima por los nobles, parece frágil, pero cada gesto suyo está milimétricamente calculado. Lorenzo, desconcertado por su presencia, confronta al conde de Ayala, al que responsabiliza por su retorno, sin saber que está cayendo en una trampa.
Leocadia, su aliada, también subestima a Eugenia, creyendo que su discapacidad la convierte en inofensiva. Sin embargo, Lorenzo presiente el peligro: Eugenia recuerda. O puede que recuerde. Y eso basta para que su mundo se tambalee. Por eso, decide acercarse a ella con cautela, intentando verificar hasta qué punto su memoria ha despertado.
Eugenia lo recibe con una dulzura engañosa, asegurándole que su mente es frágil, que los recuerdos se han desvanecido… pero su sonrisa esconde algo más. Tras esa aparente vulnerabilidad, esconde su diario, testigos, y pruebas cuidadosamente conservadas, esperando el momento adecuado.
Ese momento llega. En una reunión oficial con los principales miembros de la nobleza, Eugenia irrumpe con una denuncia directa y demoledora: acusa a Lorenzo de ser el responsable del accidente que la dejó en silla de ruedas. Expone pruebas documentales, testimonios y detalles que destrozan la fachada de poder de Lorenzo ante todos.
El salón estalla en reacciones: Alonso exige explicaciones, Catalina queda devastada, y Ayala contempla todo con una sonrisa de victoria. Finalmente, Burdina, el nuevo oficial de justicia, irrumpe en escena con una orden de arresto. Lorenzo es detenido, esposado y humillado delante de toda La Promesa, mientras Eugenia lo observa con fría determinación.
La justicia, aunque tardía, comienza a hacer su entrada triunfal en los pasillos del palacio. Y Eugenia, que todos creían rota, se alza como la mente más poderosa y despiadada del juego. Su venganza solo acaba de comenzar.