⚠️ Spoiler: La traición de Leocadia sacude La Promesa ⚠️
Lo que parecía una simple celebración en La Promesa termina desatando una tormenta imparable de revelaciones y traiciones. Leocadia, hasta ahora considerada una figura fría e impenetrable, se desenmascara como la mente maestra detrás del intento de destruir a la familia Luján. Su plan: forzar la venta de la finca al duque de Carril, su amante secreto, y colocar a un heredero ilegítimo —Cristóbal Ballesteros— como instrumento de caos.
Mientras tanto, Lope arriesga su vida infiltrándose en la mansión de los duques para conseguir pruebas incriminatorias. Su misión casi termina en tragedia cuando es sorprendido por el propio duque, pero logra escapar con documentos que cambiarán el curso de los acontecimientos. Esos papeles no solo confirman la alianza de Leocadia con el duque, sino que también revelan sobornos, manipulaciones e incluso su intención de reemplazar a Rómulo con Cristóbal, hijo bastardo del anterior marqués.
A la par, Ángela cae en una emboscada orquestada por Lorenzo, pero gracias a la intervención de Samuel y su astucia, logra salvar su vida y liberar al testigo clave, Ignacio Soler. Este joven revela cómo Lorenzo fue contratado para humillar a Adriano en público, alimentando la desconfianza hacia él. Toda esta verdad se presenta ante Alonso, quien por fin comprende la magnitud de la traición.
Petra, por su parte, intenta impedir que el servicio asista a la boda de Rómulo y Emilia, pero su represión solo despierta una rebelión festiva: una celebración clandestina y emotiva organizada por sus compañeros, que acaba recibiendo la bendición del propio Alonso.
La noche culmina con la caída de Leocadia y Lorenzo. Desenmascarados, son expulsados sin piedad de La Promesa. La llegada de Cristóbal al día siguiente —no como enemigo, sino como hermano perdido que busca la verdad— cierra un capítulo de dolor y abre uno nuevo de reconciliación y esperanza.
La finca, antes fracturada por secretos y manipulación, resurge más fuerte y unida. La Promesa, más que una propiedad, se convierte en símbolo de lucha, redención y futuro compartido.