María descubre el veneno en La Promesa
La atmósfera en las cocinas de La Promesa está cargada de tensión. El padre Samuel rompe su silencio para revelar que Petra Arcos no era la cruel sirvienta que todos creían, sino una espía enviada por la Corona para investigar los secretos oscuros que se esconden en la finca.
Mientras tanto, Pía, Curro y Lope descubren que la pulsera que les entregó el joyero Llop escondía un frasco con cianuro, el mismo veneno que casi acaba con Jana. Aunque al principio se piensa que Ricardo, el nuevo y estricto mayordomo, podría estar involucrado, él mismo desafía al joyero y asegura estar buscando la verdad, no conspiraciones.
La verdadera culpable resulta ser Leocadia, la leal doncella de la marquesa, quien habría planeado todo bajo las órdenes de doña Cruz. Frente a esta amenaza común, los Luján, los criados y hasta los farsantes forman una alianza inesperada.
El frasco de veneno deja de ser solo una prueba para convertirse en una promesa de justicia. La batalla final por la verdad y la redención está por comenzar en La Promesa.
El calor de junio no es lo único que pesa en la casa: hay miedo y sospecha que paralizan a todos. La abrupta salida de Petra ha dejado un vacío y un montón de dudas. El padre Samuel insiste en que Petra no los traicionó y que su carta no fue una denuncia, aunque no puede revelar más por juramentos que ha hecho.
María, feroz defensora de Jana, exige pruebas y no acepta las palabras del sacerdote, acusándolo de complicidad por su silencio. Poco a poco, Samuel empieza a mostrar miedo y reconoce que hay más de lo que puede contar.
Por otro lado, Ricardo sospecha de Pía tras encontrar una caja vacía de la joyería Llop y cree que oculta algo. Pía sabe que Curro y Lope compraron la pulsera para animar a Jana, pero resultó ser una trampa. Temiendo que Ricardo descubra la verdad, Pía decide recuperar la caja con la ayuda de Curro y Lope.
Al abrirla, encuentran el frasco con el cianuro y una nota que confirma que la pulsera era un arma mortal. El peligro es real, y el mayordomo tiene la prueba que podría incriminarlos.
Mientras tanto, Manuel de Luján descubre que Toño, el supuesto esposo de Virtudes, es un impostor sin registro matrimonial, lo que rompe la esperanza de Simona y Candela, que temen por Virtudes.
En otro frente, Leocadia, celosa y malintencionada, reporta a don Alonso un abrazo entre Curro y Ángela, lo que desata la ira del marqués. Curro es reprendido severamente y obligado a mantener distancia de Ángela, lo que lo deja devastado.
Sin embargo, en medio del caos, Rómulo y Emilia deciden no esconder su amor, anunciando a Pía y Ricardo que retoman su relación, enfrentando juntos los rumores que puedan surgir.
La tensión crece cuando Manuel y Toño reciben amenazas anónimas que advierten que dejen de investigar, firmadas con una cruz que apunta directamente a la marquesa, doña Cruz Ezquerdo. Esto confirma que quien envió la carta está detrás del envenenamiento de Jana y quiere detener las pesquisas.
Finalmente, el padre Samuel, ante la presión y la preocupación de todos, revela la verdad: Petra era una agente enviada para proteger la corona y vigilar posibles traiciones en casas nobles. Petra descubrió que doña Cruz y su hermano don Lorenzo estaban detrás de fraudes y muertes misteriosas, incluida la de Jana.
La Promesa ya no es solo una finca familiar, sino un tablero donde se juegan conspiraciones, traiciones y un futuro que depende de revelar la verdad oculta tras el veneno.