Spoiler: LA PROMESA – URGENTE: Rómulo revela cómo ocultó a Jana todo este tiempo, dejando a todos en shock
El próximo capítulo de La Promesa viene cargado de una revelación monumental que cambiará el rumbo de la historia. Tras una prolongada estancia en prisión, Cruz finalmente consigue su liberación provisional, luego de que un documento anónimo señale graves irregularidades en la investigación en su contra. Este sobre misterioso llega a manos del sargento Burdina justo antes de que cierre su informe final, obligándolo a suspender la detención de la marquesa por presuntas manipulaciones internas en el proceso judicial. Aunque no confía del todo, Burdina actúa por deber, dejando a Cruz libre, al menos por el momento.
Cruz regresa al palacio con el rostro en alto y un aire desafiante, vestida con un luto digno. Pero su retorno no es recibido con alegría. El personal queda paralizado por el impacto. Manuel, al verla, no puede contener su dolor y rechazo. Con la voz quebrada, la enfrenta y le deja claro que no podrá perdonarla, pues la responsabiliza por la muerte de Hannah y de su hijo no nacido. Cruz, intentando convencerlo de su inocencia, le suplica que la escuche, pero Manuel está devastado. Aunque ella afirma no haber dañado a Hannah, Manuel, entre lágrimas, le recuerda todos sus actos pasados: manipulaciones, traiciones y alianzas con los peores elementos de La Promesa.
Con el alma herida, Cruz continúa su camino por la casa, intentando recuperar algo de control. Su enfrentamiento con Alonso marca otro punto álgido. El marqués, firme y sereno, le informa que quiere el divorcio. Cruz, herida, lo acusa de haber sido manipulado por Leocadia, pero Alonso le deja claro que la decisión viene de años de abusos y desgaste. En un arranque de furia, Cruz se enfrenta directamente con Leocadia, a quien acusa de haber urdido todo para arrebatarle su lugar. Pero Leocadia, tranquila y calculadora, la desmonta sin levantar la voz: “Tú sola cavaste tu tumba, yo solo recogí los frutos”, sentencia. En ese momento, Cruz comprende que su poder ha desaparecido. Los pasillos que antes dominaba ahora la rechazan.
Los días siguientes se convierten en un infierno silencioso para Cruz. Los criados la evitan. Nadie le habla. Catalina se niega a verla. Hasta Pía guarda distancia. La mujer que fue temida y respetada se convierte en un fantasma que deambula por un hogar que ya no le pertenece. Su presencia incomoda. Su sola imagen provoca rechazo.
Y cuando parece que Cruz ya ha tocado fondo, sucede lo impensable. Durante un tenso almuerzo familiar, cuando ella intenta sentarse en su lugar de siempre, Alonso, sin mirarla, le niega ese derecho. “Ese asiento está reservado solo para los miembros de la familia”, dice. El aire se corta de golpe. Pero es Rómulo quien rompe el silencio con una frase que dejará a todos boquiabiertos: “Tal vez ha llegado la hora de que todos escuchen quién realmente pertenece a esta familia”.
El mayordomo, con una expresión grave y serena, anuncia ante todos que Cruz jamás fue culpable del atentado contra Hannah y que está dispuesto a demostrarlo. Entonces, ante la incredulidad de los presentes, hace una señal hacia la puerta de la biblioteca. Todos giran la vista… y allí aparece Jana, viva. Su rostro muestra las marcas del tiempo, pero su mirada es decidida. Camina hacia el centro del salón, mientras los criados dejan caer platos, Catalina se lleva las manos a la boca, y Manuel siente que el suelo se le va de los pies.

Rómulo explica que él fue quien la salvó, quien la escondió en un convento tras el atentado, cuidando de ella y manteniéndola fuera del alcance de quienes querían silenciarla. El atentado, el sabotaje del tratamiento y todo lo relacionado con su desaparición no fueron obra de Cruz, sino de Lorenzo y Leocadia. Hannah lo confirma: los escuchó, los vio planearlo todo, y por intentar denunciarlos, intentaron matarla.
La revelación cae como una bomba. Cruz, de rodillas, apenas puede creer lo que ve. Manuel rompe en llanto. Sin embargo, la tragedia no ha terminado: el bebé no sobrevivió, y eso fue lo que impulsó a Hannah a volver, en busca de justicia. Lo que parecía imposible se vuelve realidad, y los culpables están al alcance.
La escena final deja una tensión casi insoportable flotando en el aire. Las máscaras caen, la verdad sale a la luz, pero las heridas abiertas siguen sangrando. Lo que viene promete ser aún más intenso: traiciones descubiertas, alianzas rotas y una lucha feroz por recuperar el control de un hogar que ya no es lo que era.
Rómulo ha desvelado el mayor secreto de todos. Jana ha vuelto. Y nada, absolutamente nada, será igual después de esto.