📺 LAS PALABRAS DE MARÍA DESTROZAN A JULIA Y HACE QUE HUYA DE CASA, EN SUEÑOS DE LIBERTAD – YouTube
Este impactante avance comienza con un momento tierno que rápidamente se transforma en uno devastador. Julia está ensayando sola para su papel en la obra escolar de “Cenicienta” cuando María entra al salón, visiblemente afectada por el llanto. Aunque intenta disimular, se une al ensayo con una frase de la obra, conmoviendo a Julia.
La niña, feliz, le pregunta si también aprendió el guión. María responde con cariño, intentando mantener la compostura. Sin embargo, no puede evitar tocar un tema doloroso: le confirma a Julia que ella y Andrés ya no serán sus tutores. Julia, aunque triste, lo asume con madurez, pero María continúa abriéndose emocionalmente, dejando ver cuánto le duele la separación.
A medida que avanza la conversación, María pierde el control. Comienza a desahogarse sobre la situación con Begoña y lanza comentarios llenos de resentimiento. Nombra a Valentín —un tema delicado y desconocido para Julia— y menciona que Begoña ha hecho todo lo posible para separarlas porque no soporta su cercanía.
Julia intenta defender a su madre, recordando momentos en los que la vio llorar por sentirse desplazada, pero María insiste en que todo fue una manipulación. En medio de la tensión, la acusa de haber dejado morir a su propia madre sola en un sanatorio. Las palabras son demasiado para Julia, quien se levanta con rabia y grita: “¡Cállate! ¡No hables así de mi madre!”, antes de salir corriendo, rota por dentro.
María queda paralizada, abrumada por la culpa, pero el drama apenas comienza. Julia desaparece y no hay rastro de ella en la casa. María, desesperada, va a la cocina a buscar ayuda en Manuela, quien no ha visto a la niña. Aunque al principio intenta calmarla, también comienza a preocuparse al darse cuenta de que Julia podría haberse escapado.

La situación se intensifica con la llegada de Begoña. María, intentando ocultar la gravedad del asunto, dice que Julia tuvo una rabieta, pero Begoña no se lo cree. Con tono firme, exige saber desde cuándo está desaparecida y por qué no fue informada de inmediato. María termina confesando que hace al menos una hora que no sabe nada de ella.
La preocupación se apodera de Begoña, quien exige explicaciones. María, en lugar de admitir su error, desvía la culpa hacia las decisiones recientes: dice que Julia se siente rechazada desde que Andrés renunció a su tutela. Pero Begoña no se deja manipular y deja claro que algo más serio ha debido pasar para que la niña se fuera así.