Antes de que Kazim los sorprendiera besándose, Suna y Kaya compartieron un momento lleno de tensión y sentimientos encontrados. Todo ocurrió en la habitación de Kaya, donde Suna entró con una pomada para curarle la herida de la ceja.

La hermana de Seyran se mostró atenta, cercana, cuidadosa. Poco a poco, la conversación bajó el tono… y la distancia entre ambos también. En un instante, Suna se acercó demasiado y ¡estuvo a punto de besarlo! Pero Kaya se apartó.

Suna, avergonzada, se sintió rechazada. Bajó la mirada y solo pudo decir: “Lo siento mucho… Me tengo que ir”. Pero Kaya la detuvo. Le pidió que hablaran y le explicó lo que sentía: “Eres especial. Vales mucho, pero tengo miedo. No quiero hacerte daño”.

En ese momento, Suna se echó toda la culpa, recordando que había creído en las palabras de Ifakat. “Me da vergüenza. Vivimos en la misma casa… ¿cómo te miraré a la cara después de esto?”.

Pero lo que vino después fue inevitable: un beso cargado de todo lo que no dijeron… justo en el momento en que Kazim entraba en la habitación.