Spoiler: Luis agradece a las chicas de la tienda y las obsequia con unos bonos regalo – Sueños de Libertad

En un gesto inesperado y sincero, Luis visita a las empleadas de la tienda para agradecerles personalmente su ayuda en un proyecto clave. Desde su llegada, se percibe un ambiente de camaradería y reconocimiento. Luis regresa un frasco de perfume que le prestaron, el cual le resultó esencial para desarrollar nuevas fragancias. Con entusiasmo, les comunica que Galerías Miranda ha aprobado dos de sus creaciones: una versión modificada de la fragancia que ellas ya conocían, y una nueva con un perfil más juvenil y fresco, desarrollada a último momento.

Las chicas, visiblemente felices por su éxito, reciben la noticia con alegría. Luis no tarda en expresar que su logro no habría sido posible sin su colaboración. Reconoce el valor de sus opiniones y el impacto que tuvieron en su proceso creativo. Pero lo que realmente sorprende a todas es el detalle que sigue: en lugar de limitarse a agradecer con palabras, Luis anuncia que quiere compartir con ellas parte del bono regalo que recibió de Galerías Miranda como reconocimiento a su trabajo. Aunque ellas suponen que necesitará aprobación de los superiores, Luis aclara que se trata de su bono personal, y que está completamente en sus manos cómo usarlo.

Con entusiasmo, les entrega a cada una una parte del bono, para que puedan gastarlo en las tiendas de Miranda. Las empleadas se muestran emocionadas y agradecidas, reconociendo no solo el regalo, sino el gesto detrás de él: Luis las ha hecho partícipes de su éxito. El gesto cobra aún más valor cuando él reconoce abiertamente que, gracias a ellas, ha comprendido mejor el propósito de su trabajo: satisfacer a las clientas, quienes tienen el poder de decidir qué productos triunfan en el mercado.

Claudia, una de las empleadas, reafirma la idea de que el éxito comercial depende de quienes compran los productos, y no tanto de quienes los crean en laboratorio o los aprueban desde oficinas. Luis asiente con humildad, y además, plantea la posibilidad de seguir colaborando con ellas en el futuro. Incluso bromea con que tal vez les pida prestada la agenda para entender mejor las tendencias y gustos del público.

La escena concluye con un clima de complicidad, reconocimiento mutuo y una nueva visión del trabajo en equipo. Luis se marcha con una sonrisa y las chicas se quedan visiblemente contentas, no solo por el obsequio, sino por haberse sentido valoradas en un proceso creativo y empresarial en el que muchas veces se las deja al margen.

Este episodio resalta valores como la gratitud, la colaboración transversal y la importancia de escuchar a quienes están en contacto directo con el cliente. Luis, al reconocer el papel fundamental de las trabajadoras en el éxito de sus fragancias, da un paso hacia una visión más inclusiva y humana del liderazgo empresarial.