⚠ Spoiler: En esta conversación entre Marta y Luis
En medio de un entorno creativo y técnico, Marta y Luis se encuentran en una fase crucial de un proyecto que están desarrollando junto al diseñador Cobeaga. Ambos acaban de recibir una serie de muestras encargadas a un maestro vidriero, y deben seleccionar cuidadosamente las tres finales que presentarán a Cobeaga. Esta elección no es menor: representa un punto determinante en la calidad del resultado final del proyecto.
Marta, siempre meticulosa y enfocada, insiste en tomar la decisión cuanto antes. Su intención es clara: si algo falla, tener margen de tiempo para corregir, perfeccionar, y asegurar que el resultado cumpla con los más altos estándares. Su actitud refleja tanto responsabilidad como un profundo compromiso con la excelencia del trabajo en equipo.
Luis, por su parte, está en medio de una tarea técnica: la mezcla de materiales —posiblemente fragancias o componentes físicos relacionados con la instalación— y no considera oportuno interrumpir ese proceso. Confía en el gusto estético de Marta, lo expresa abiertamente, y sugiere que sea ella quien tome la decisión final. Pero Marta no está de acuerdo: para ella, la elección debe ser compartida, pues cada pequeño detalle influye en el conjunto. En el mundo de la moda y el diseño, sabe que las sutilezas no son triviales; por el contrario, son las que pueden marcar la diferencia entre una obra destacada y una apenas correcta.
Con argumentos firmes y sin perder la calma, Marta trata de persuadir a Luis de que evitar una decisión apresurada o arbitraria es crucial. Propone entonces una solución concreta: que Luis le dedique solo un par de minutos para resolver juntos esta selección. Además, le recuerda que Cristina, la nueva integrante del equipo, se encuentra en el laboratorio y puede continuar con las tareas que él estaba llevando a cabo. De esa manera, la productividad general no se ve interrumpida y se aprovechan mejor los recursos del equipo.
Marta, además de pragmática, demuestra ser muy consciente del funcionamiento técnico del trabajo. Le pide a Luis que, tras la selección, se encargue de preparar la madera de Agar y verificar que el quemador cuente con suficiente aceite, lo que revela que el proceso requiere no solo creatividad, sino también atención precisa a detalles técnicos y logísticos. Cada elemento cuenta.

Finalmente, ante la insistencia razonada de Marta y la organización de las tareas, Luis accede. Comprende que ese pequeño esfuerzo conjunto contribuirá significativamente al avance del proyecto y no afectará negativamente sus demás labores.
Esta escena, aparentemente sencilla, refleja de manera clara la dinámica de colaboración entre dos profesionales que valoran tanto el rigor técnico como la sensibilidad estética. Más allá de la decisión puntual sobre las muestras, lo que se muestra aquí es el valor del diálogo, la distribución eficiente del trabajo, la escucha mutua y la atención a los detalles. En un entorno donde lo técnico y lo artístico se entrelazan, cada decisión, por mínima que parezca, tiene un peso real. Marta y Luis encarnan esa ética del trabajo que entiende la excelencia como un resultado colectivo, donde la comunicación fluida y el respeto por los tiempos del otro hacen posible avanzar sin perder calidad.
Así, en apenas unos minutos de conversación, se revela la importancia del trabajo en equipo, de saber cuándo ceder, cuándo insistir, y cómo equilibrar el compromiso personal con los objetivos comunes. Una escena breve, pero cargada de sentido.