📸 Spoiler: Una sesión de fotos con ternura, caos y recuerdos en casa de Gema
En el próximo episodio, viviremos una escena encantadora y desordenada en casa de Gema, protagonizada por Fina, Teo y un sinfín de emociones sinceras. La escena arranca con Fina intentando tomar unas fotos de Teo, pero lo que parecía ser una tarea simple se convierte en una pequeña odisea doméstica llena de ternura y malentendidos.
Fina, con paciencia, intenta que Teo sonría para la cámara. Le habla suavemente, le pide que la mire y que se relaje. Pero el pequeño está serio, visiblemente tenso. Gema, intentando aligerar el ambiente, bromea diciéndole que si no sonríe, su tío Marcial va a pensar que lo tienen como rehén. El intento de humor no da el resultado esperado.
Fina cambia de enfoque: le sugiere a Teo que tome uno de sus juguetes —un coche, un caballito— y se ponga a jugar como si nadie más estuviera allí. Pero lejos de calmarse, Teo se frustra aún más. La presión por salir bien en las fotos lo supera. Finalmente, explota con un claro: “Estoy cansado. No quiero más fotos”. Gema intenta corregirlo con tono firme, pero Fina la detiene suavemente, diciendo que lo entiende. Que es normal que esté saturado después de tanto tiempo posando.
Cuando Teo pregunta si puede cambiarse de ropa, Gema se lo prohíbe al instante, preocupada aún por el propósito de la sesión. Pero de inmediato le pide disculpas a Fina, achacando el comportamiento del niño a su tozudez familiar. Fina la tranquiliza. No pasa nada, dice. Le propone intentarlo de nuevo más tarde, cuando Teo esté de mejor humor.
Es en ese momento cuando la conversación entre las dos mujeres se vuelve más personal y emotiva. Fina le dice a Gema lo mucho que admira la forma en que están criando a Teo, especialmente sabiendo lo duro que fue todo al principio. Gema se sincera: ha sido el mayor reto de su vida, pero también el más hermoso. Su relación con Joaquín ya no es solo de pareja, dice, ahora son una verdadera familia.
Mientras Teo se distrae un poco, Fina aprovecha para sacar algunas fotos espontáneas, más naturales, sin presión. Incluso él bromea diciendo que quizás algún día le gustará ver esas imágenes. Gema se ríe, impresionada, y le dice a Fina: “Qué bien se te da con él.”
La escena cierra con un momento divertido. En medio de la charla, Gema deja escapar un “leñe” sin pensar. Teo lo escucha y, como buen niño travieso, empieza a repetirlo con picardía. Gema intenta corregirlo, pero él insiste con una sonrisa traviesa. Entonces, Gema recuerda que se le olvidó ir a la carnicería. Apurada, le pide a Fina que se quede un minuto con Teo. Fina acepta sin problema.
Antes de salir corriendo, Gema le pide a su hijo que se porte bien. Ya a solas, Fina mira con ternura al pequeño y le repite el consejo: que se porte bien, mientras toma la cámara y sigue intentando capturar esos pequeños momentos mágicos.
Una escena familiar, cotidiana, pero llena de humanidad, que nos recuerda que a veces los recuerdos más valiosos no son los que salen perfectos, sino los que nacen del cariño y el caos compartido.