Spoiler: Pelayo enfrenta un dilema con la polémica propuesta de don Pedro
Pelayo entró al despacho con el ceño fruncido, concentrado en unos documentos llenos de cálculos manuscritos. Llevaba ya un buen rato sumergido en el análisis financiero de la nueva propuesta que don Pedro había presentado, y su rostro reflejaba claramente preocupación. Al ver a una mujer de espaldas, le saludó distraídamente, pero cuando ella se giró, Pelayo rectificó al instante con un gesto de disculpa: “Ay, perdona Marta, estoy tan metido en esto que ni me di cuenta de a quién tenía delante.”
Marta sonrió con cortesía, aunque mantuvo un tono serio al preguntar: “¿Qué es lo que te tiene tan absorbido?” Pelayo levantó los papeles que sostenía y suspiró antes de responder: “Estoy calculando el impacto económico que tendrá la decisión de don Pedro de entregar un 5% de los beneficios a los perfumistas. Y, sinceramente, no pinta nada bien.”
Marta frunció el ceño, cruzando los brazos con preocupación: “¿Tan grave es?” Pelayo asintió con gravedad: “No hace falta ser un experto para darse cuenta. El golpe financiero es más fuerte de lo que parece a simple vista. Ya estamos ajustados, y esto representa un nuevo agujero en las cuentas. Pero no es solo un problema económico, también tiene un impacto estratégico serio.”
Ella asintió, compartiendo su preocupación. “Los perfumistas ya reciben un sueldo por sus creaciones. No entiendo la lógica de ofrecerles ahora una parte de los beneficios; es como pagar dos veces por el mismo trabajo.”
“Exacto,” confirmó Pelayo. “Y lo más peligroso es el efecto que esta medida tendrá en la imagen interna de la empresa. Todos los empleados estarán encantados con don Pedro, porque les acaba de regalar una parte del pastel. Pero a largo plazo, cuando se presenten decisiones difíciles, ¿quién tendrá el valor de cuestionarlo? ¿Cómo se podrá recuperar el control real de la dirección?”
Marta, algo frustrada, añadió: “Don Pedro no es ingenuo, pero hay cosas que saltan a la vista. Viene del mundo del motor, de la automoción, donde las reglas y la lógica son muy diferentes. Aquí, con una estructura empresarial mucho más delicada en cuanto a reparto interno, esas decisiones pueden volverse en contra.”

Pelayo asintió: “No puedes tomar decisiones impulsivas buscando aprobación rápida. Esto hay que cerrarlo antes de la próxima junta. Si queda abierto, cualquiera podría reclamar lo mismo o más, y eso sería catastrófico para la empresa. No podemos permitir que esa puerta se abra.”
Marta se movió por el despacho con visible incomodidad. “Estoy pensando en hablar con Luis sobre esto, pero me preocupa cómo lo tomará. Ya sabes cómo están las tensiones entre nuestras familias. Si se lo digo yo, puede interpretarlo como algo personal y no empresarial.”
Pelayo la observó un momento y luego, con calma, sugirió: “No sé si serviría, pero si quieres puedo intentarlo yo. Con Luis tengo otra relación, sin conflictos familiares de por medio. Quizás me escuche sin ponerse a la defensiva.”
Marta, pensativa, respondió: “Me parece una idea excelente, Pelayo. Pero también temo que se sienta ofendido, como si le estuviéramos mandando a alguien a decirle lo que debe pensar.”
Pelayo sonrió confiado: “No creo que pase si lo presento bien. Lo plantearé como una reflexión personal, sin imponer nada, solo como una preocupación legítima por el bien común. No debería ofenderse.”
Marta lo miró con admiración sincera: “Eres bueno, Pelayo. Sabes cómo decir las cosas sin levantar la voz ni confrontar. Te ganas a la gente con respeto.”
Él se encogió de hombros con humildad: “Solo intento que las cosas funcionen y que no se nos caiga todo por una mala decisión.”
“Entonces, adelante,” dijo Marta decidida. “Habla con él. Hazle ver lo que está en juego. Que entienda que no es un ataque personal, sino un tema que afecta a todos.”
Pelayo recogió sus papeles y asintió: “Lo haré. Si todo sale bien, en la junta no habrá sorpresas.”
Ambos se despidieron con un apretón de manos silencioso, conscientes de que caminaban por una cuerda floja en la que un paso en falso podía costarles mucho más que un simple porcentaje de beneficios.