Spoiler: Claudia toma distancia de Raúl, pero el amor vuelve a abrirse camino con inesperada ternura
En una noche cargada de emociones y decisiones difíciles, Claudia se convierte en el centro de una historia que mezcla dudas, consuelo, recuerdos del pasado y nuevos comienzos. Todo comienza cuando alguien le recuerda que la esperan en la casa grande. Claudia, demostrando responsabilidad y previsión, responde que ya ha dejado todo preparado para que Tere pueda arreglárselas sola.
Sin embargo, el tono se vuelve más íntimo y reflexivo cuando, en medio de una partida que ya ha terminado, Claudia confiesa que ha tenido un día complicado. Se lamenta de que justo hoy tocara hacer un supuesto inventario, pero la realidad es otra: no había ningún inventario. Todo fue una excusa, una manera de evitar estar cerca de Raúl. La sospecha se confirma cuando otra persona sugiere que Carmen estaba involucrada en el engaño. Claudia no lo niega. Con honestidad, admite que ha estado pensando mucho en Raúl y ha llegado a la conclusión de que lo mejor sería distanciarse, porque pasar tiempo con él le afecta más de lo que puede manejar.
La conversación con su tía revela su confusión interna. Aunque ha intentado ser fuerte y tomar distancia, la verdad es que no ha podido evitar el dolor. Ha estado sola en su habitación, dándole vueltas a todo, y ahora solo quiere intentar, al menos, ser amiga de Raúl. Pero ni siquiera está segura de eso. Su tía, con sabiduría y cariño, la tranquiliza: le pide que no se aturulle, que tenga paciencia y que descanse, porque todo se verá con más claridad después de dormir. Claudia, algo más calmada, reconoce que tiene razón.
Mientras tanto, en el taller, Manuela comenta que pensaba quedarse un rato más para ayudar a Gaspar a recoger. Como llueve, alguien se ofrece a acercarla luego a casa, mostrando el espíritu solidario del grupo. La noche transcurre con despedidas cálidas, y el ambiente se llena de una serenidad íntima.
En ese clima de confidencias, Gaspar y Manuela mantienen una conversación que destapa emociones profundas. Ella se sincera: le duele ver a Claudia sufriendo por Raúl porque teme que su sobrina repita su historia. Manuela recuerda que ella también se enamoró perdidamente, y perdió a su esposo siendo muy joven. Desde entonces se cerró al amor, y no quiere que Claudia viva lo mismo. Reconoce que quizá Raúl y Claudia no estaban listos para dar ese paso. Que aunque el tiempo sigue avanzando, muchos lo desperdician por miedo o por no estar preparados.

Gaspar, conmovido, le dice que recuerda bien lo que ella le pidió —posiblemente tomarse las cosas con calma—, pero le confiesa que él sí está listo para compartir su vida con ella. La desea sinceramente y está preparado para dar ese paso. Manuela, entre emociones encontradas, le responde que no sabe si está completamente preparada… pero que también tiene muchas ganas de estar con él. Esa frase, sencilla pero honesta, marca un punto de inflexión. Gaspar le tiende la mano y, con ternura, le dice: “Ven conmigo”.
Ambos se marchan y él la lleva a su casa, un lugar que guarda años de soledad. Con humildad, Gaspar le muestra el hogar en el que ha vivido tanto tiempo. Le enseña una fotografía de su madre en sus años jóvenes, en la playa de Ría Darusa. Manuela piensa que su madre ha fallecido, pero él la corrige: sigue viva, y es una mujer maravillosa. Desea que Manuela la conozca pronto.
En medio de ese ambiente cargado de sinceridad, Gaspar se abre aún más. Le confiesa que nunca ha tenido suerte en el amor, que ha sido un hombre solitario durante casi toda su vida. Pero ahora, con ella, todo ha cambiado. Le dice que no sabe qué ha hecho para merecer estar con una mujer como ella. Manuela, emocionada, le responde que él es el hombre más bueno del mundo, y que se merece todo lo bueno que le pueda pasar.
La escena termina con una sensación de alivio y esperanza. Mientras Claudia lucha con sus dudas, Manuela y Gaspar demuestran que el amor puede surgir incluso después de años de duelo y de cerrar el corazón. El paralelismo entre ambas mujeres es evidente: una joven que aún tiene miedo a entregarse y una adulta que, tras mucho tiempo, se permite volver a amar.
Este episodio nos recuerda que el camino del amor nunca es lineal. Que a veces hay que dar un paso atrás para tomar impulso y volver a intentarlo con más fuerza. Claudia, confundida pero valiente, decide protegerse a tiempo. Y Manuela, que tanto ha callado, se permite por fin una oportunidad que la vida le debía.
El cariño de Gaspar y la sinceridad de Raúl componen dos formas distintas de amar, pero ambas honestas y profundas. El futuro emocional de estas mujeres está lleno de posibilidades. Y el espectador, con el corazón en vilo, espera ver si Claudia podrá curar sus heridas como su tía, y si ambas aprenderán a confiar en el amor sin miedo a repetir el pasado.