Spoiler: María le deja claro a Andrés su condición para no vender las acciones de Julia – Sueños de Libertad – YouTube
En este impactante momento del episodio, María y Andrés tienen una conversación decisiva sobre el futuro de las acciones que pertenecen a Julia. Andrés se presenta con la intención de hablar, aunque reconoce que puede regresar en otro momento si ella está ocupada. Sin embargo, María le aclara que tiene tiempo para atenderlo y le comenta que estaba evaluando la oferta económica que ha recibido de Pedro, el hermano de Irene Carpena. Andrés ya había deducido algo al respecto y le confirma que había entendido que estaba en juego la posible venta de las acciones.
María le expresa que, desde un punto de vista económico, la oferta es bastante atractiva y hasta superior a la que han propuesto los inversores franceses. Aun así, menciona que espera una contraoferta por parte de ellos, confiando en que puedan igualar o superar la propuesta. Considera que en cualquier caso, se trata de una gran oportunidad para Julia, a quien dice tener siempre como prioridad absoluta en sus decisiones. Aunque Andrés pone en duda su sinceridad, ella insiste en que solo busca el bienestar de su hija.
Para María, lo más atractivo de la propuesta no es solo la cifra económica, sino el hecho de que permitiría a Julia, una vez mayor de edad, disponer de esos fondos e invertirlos fuera del negocio familiar. A su juicio, esa posibilidad le otorgaría a su hija una libertad real para construir su vida sin depender de Perfumerías de la Reina. Andrés no está totalmente convencido y le recuerda que, con o sin esa inversión, Julia tendrá un futuro asegurado. No obstante, María recalca que la independencia es valiosa y que fue precisamente Andrés quien sostenía esa postura hace un año. Él acepta que las personas cambian, y ella coincide, con un tono cargado de ironía.
María insiste en que su deseo es que Julia crezca libre, sin estar atada a una empresa ni a las decisiones de otros. Quiere asegurarse de que sea ella misma quien proteja a su hija de las influencias tóxicas que la rodean, incluyendo al propio Andrés y quienes lo apoyan. Con un aire de resignación, cambia el tono y le pregunta directamente qué era lo que él quería decirle.
Andrés entonces le formula una petición directa: le ruega que no venda las acciones de Julia, ni a Pedro ni a los franceses. Al principio lo presenta como una petición, pero acaba reconociendo que se lo suplica. María reacciona con frialdad, haciéndole notar que está humillándose al suplicar de esa manera. Sin embargo, Andrés afirma que está dispuesto a hacerlo si es necesario, porque tiene razones poderosas para ello.
Entre sus argumentos, explica que concentrar todos los activos en una sola empresa nunca ha sido una estrategia financiera recomendable. Le recuerda que Perfumerías de la Reina ha pasado por momentos muy difíciles en el pasado, y aunque actualmente se encuentra estable, nada garantiza que no vuelva a atravesar una crisis antes de que Julia alcance la mayoría de edad. Si ese fuera el caso, tener el dinero seguro en una cuenta bancaria sería una salvación para ella, evitando un posible colapso económico. María, sin embargo, considera que el riesgo de quiebra es prácticamente nulo, aunque Andrés insiste en que no se puede confiar ciegamente en la estabilidad de un negocio.

Además, señala que la oferta de Pedro dobla el valor real de las acciones, lo cual la convierte en una propuesta aún más difícil de rechazar. Pese a eso, María se mantiene firme, aunque comienza a percibir que Andrés no está dispuesto a ceder. Finalmente, cede parcialmente, aceptando que quizás ser heredera de una empresa con prestigio social puede tener más valor que solo contar con una suma de dinero. Entonces hace una concesión, pero impone una condición contundente: no venderá las acciones, siempre y cuando Andrés expulse a Begoña de la casa.
Este ultimátum toma a Andrés por sorpresa. María no deja lugar a dudas: quiere que Begoña esté fuera de su vida, de la de Julia y, por supuesto, de la de él. Culpa a Begoña de su infelicidad y exige que, si Andrés de verdad quiere lo mejor para su hija, debe priorizar su bienestar por encima de cualquier otra persona, incluida Begoña.
Andrés reacciona acusándola de actuar por venganza, comparándola incluso con el demonio por su actitud manipuladora. No obstante, María no retrocede. Le deja claro que esa es su última oferta: si él quiere asegurarse de que las acciones de Julia no sean vendidas, debe elegir entre Begoña y el futuro de su hija. O acepta la condición o pierde su última oportunidad de influir en la decisión.
La escena finaliza con tensión y dramatismo, dejando claro que el conflicto entre María y Andrés ha alcanzado un nuevo nivel, en el que el futuro de Julia se convierte en moneda de cambio de una batalla emocional y estratégica que parece no tener retorno.