⚠️ SPOILER — “María, ¿cómo estás?”
La escena se sitúa en la habitación de hospital donde María se recupera tras su caída. Marta llega con una mezcla de preocupación y buena voluntad, intentando tender puentes. Comienza preguntándole cómo se encuentra, comentando que los médicos le han dicho que estaba algo más tranquila. María, sin rodeos y con tono ácido, responde que no le queda otra opción.
El intento de cordialidad de Marta rápidamente choca contra la hostilidad de María. Cuando Marta expresa que todos en casa están preocupados, María la corta con sarcasmo: “Así os habéis quitado de encima a una intrusa”. Marta intenta suavizar las cosas recordándole que forma parte de la familia, pero María no está dispuesta a escuchar frases vacías. Le dice que, en su estado, las buenas formas la molestan e incluso la irritan.
Marta se disculpa con sinceridad, pero María no cede. Cuando Marta trata de acercarse preguntando si necesita algo, María la ataca de nuevo, acusándola de querer aparentar afecto solo por compromiso. Marta insiste en que todos desean su recuperación, y que este podría ser un momento para dejar las diferencias a un lado, especialmente por Andrés, quien —según dice— está sufriendo mucho con todo lo que ha pasado.
Pero la respuesta de María es demoledora: “La que peor lo está pasando soy yo. Y por su culpa”. Marta intenta razonar, asegurando que Andrés no la empujó, que fue un accidente, y que dejarse llevar por el dolor sería injusto. Pero María se mantiene firme en su acusación. Dice que todo ocurrió porque él quería echarla de la casa, un lugar donde —según ella— tiene todo el derecho a estar.

La conversación sube de tono cuando Marta recuerda un episodio anterior: la muerte de Víctor y cómo, en ese momento, María se quedó callada mientras Andrés fue inculpado. Le pregunta por qué no dijo la verdad en aquel entonces. María, molesta por el reproche, le exige que se vaya si ha venido a echarle cosas en cara.
María sostiene con firmeza que Andrés es el culpable de lo que le pasó. “Digáis lo que digáis”, repite con voz helada. Aun cuando Marta insiste en que eso no es cierto, María lanza una amenaza directa: si no sobrevive a su situación médica, piensa denunciarlo. Marta, viendo que no puede hacerla cambiar de opinión, intenta cerrar la conversación con una frase esperanzadora: que las pruebas médicas salgan bien, por el bien de ambas partes.
El intercambio deja claro que María no está dispuesta a ceder en su versión de los hechos. Su dolor, real o manipulado, se convierte en un arma contra Andrés. Lo que para los demás fue un accidente, para ella es un acto premeditado. Su actitud no solo siembra dudas, sino que pone en peligro el futuro de todos, pues ahora todo depende de un diagnóstico y de si decide llevar su amenaza hasta el final. La tensión entre la palabra de María y la defensa de los De la Reina alcanza un nuevo punto crítico.