🟣 Spoiler: Sueños de Libertad – “Rumores, secretos y tentaciones” 🟣

En un momento de calma antes de acostarse, Pelayo encuentra a Marta en un rincón tranquilo y aprovecha para charlar con ella sobre su día y las novedades familiares. Marta le comenta que su madre está feliz de volver a casa y hasta bromea sobre que ya piensa en retapizar un sofá, aunque Pelayo sabe que lo que realmente la entusiasma son las noticias sobre el futuro cargo político de Marta. Además, Marta le transmite el agradecimiento de su madre por el apoyo que le ha dado en todo este proceso.

Pero lo importante viene después, cuando Marta decide confiar en Pelayo algo que le ha sucedido y que la tiene inquieta: don Pedro la ha abordado con insinuaciones tras haberlo visto a él junto a Cobeaga en un restaurante. Pelayo se muestra sorprendido y le pide detalles. Marta explica que las insinuaciones aluden a su orientación sexual, algo que ella considera imposible que don Pedro haya podido descubrir, pues ambos fueron muy discretos. Aunque reconoce que Cobeaga sí se le insinuó a ella, Marta no cedió y mantuvo distancia.

Pelayo recuerda cómo don Pedro ya había intentado sonsacarle si a él le gustaban las mujeres, cosa que él descartó rápidamente. Sin embargo, ambos coinciden en que don Pedro es un hombre astuto, capaz de hacer conexiones a partir de detalles pequeños, como haber visto a dos hombres brindando juntos, uno de ellos envuelto en ciertos rumores.

Marta confiesa que teme que don Pedro haya empezado a juntar cabos, pero se consuelan pensando que son solo rumores y que lo mejor es mantener la prudencia y la discreción.

Pelayo pregunta qué le ha dicho Marta a don Pedro para manejar la situación, y ella responde que, para desarmarlo, le habló del posible cargo político de Pelayo, buscando proyectar una imagen intocable y respetable. Se disculpa por haberse adelantado con esa información que aún no es oficial, pero Pelayo la tranquiliza asegurando que podría ser incluso beneficioso si esos rumores empiezan a circular entre los empresarios.

La conversación se vuelve más intensa cuando Pelayo le pregunta directamente sobre lo ocurrido con Cobeaga y cómo se le insinuó. Marta relata que él la invitó sin rodeos a acompañarlo a su habitación de hotel, algo que la sorprendió y molestó.

Pelayo, con firmeza, aclara que no se sintió tentado en absoluto y que, aunque su orientación sea conocida, eso no significa que le atraigan todos los hombres, al igual que Marta no siente atracción por todas las mujeres. Ambos comparten una risa nerviosa y se prometen cuidarse mutuamente mientras el peligro y los rumores acechan.

La escena termina con una mezcla de tensión y complicidad, dejando claro que las apariencias pueden engañar y que, en este juego, la confianza es más necesaria que nunca.