Spoiler: “Un perfume, un conflicto y una traición invisible”
En el corazón de Perfumerías de la Reina, se desencadena una tormenta que amenaza con sacudir los cimientos de todo lo construido hasta ahora. En una conversación cargada de tensión, Damián, Gabriel y Joaquín analizan el desastre inminente que representa la ruptura con Cobeaga, el cliente clave que ahora se niega a seguir adelante con la producción de su nuevo perfume tras acusaciones de plagio. Joaquín abre la escena con la peor de las noticias: Cobeaga ha decidido paralizar la colaboración, alegando que el perfume que le presentaron ya existe en el mercado. A raíz de ello, exige detener la producción de inmediato.
Damián, con el rostro endurecido por la presión, confirma que la producción ha sido suspendida hasta nuevo aviso. Sin embargo, la decisión ha generado un desconcierto generalizado en la fábrica, donde los trabajadores no comprenden lo que está ocurriendo. “Nadie entiende nada”, comenta, subrayando la gravedad del momento. Gabriel intenta suavizar la tensión, explicando que ellos tampoco querían seguir con el perfume tal como estaba tras el escándalo, y que esperaban que Cobeaga les concediera una nueva oportunidad para reformular la propuesta. “Ambas partes hemos perdido”, señala Gabriel con serenidad. Pero Damián, claramente más afectado, lo contradice de inmediato: “nosotros hemos perdido más”.
Joaquín, que ha intentado negociar sin éxito, añade que Cobeaga no quiso ni siquiera escucharlo. Su negativa ha sido rotunda y final: no quiere volver a tener relación alguna con Perfumerías de la Reina. Damián reacciona con frustración: considera que todo el trabajo invertido hasta el momento ha sido en vano. La inversión millonaria, el esfuerzo del equipo, la creatividad puesta en juego… todo parece haberse esfumado. Y lo peor es que no hay forma de recuperarlo.
Es entonces cuando Joaquín sugiere algo que cambia el enfoque de la conversación: ¿y si en realidad el verdadero afectado es Cobeaga, víctima de un acto de espionaje? Si alguien ha robado la fórmula del perfume que le presentaron, él podría estar enfrentando un daño a su imagen tan grave como el que sufren ellos. Esta reflexión abre la puerta a un nuevo dilema: ¿hasta qué punto son ellos culpables o responsables de algo que quizás ni siquiera provocaron?
Las palabras de Joaquín, aunque sensatas, no traen consuelo. La incertidumbre crece. ¿Podría Cobeaga exigirles compensaciones legales? Joaquín admite que sí, aunque no está completamente seguro de si lo que dijo fue fruto del enfado o una amenaza concreta. A pesar de ello, insiste en que deben prepararse para el peor de los escenarios.

Damián, como es habitual en él, no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Su determinación se manifiesta con fuerza: “esto no puede quedar así”. Si Cobeaga sigue con su postura, ellos mismos podrían denunciarlo por negligencia, por no haber sabido proteger una colaboración que representaba un acuerdo mutuo. “Deberíamos hacerlo hoy mismo”, afirma, decidido a no dejar que la empresa se hunda sin luchar.
Gabriel, más prudente, pone un freno momentáneo a las emociones de su tío. Le recuerda que antes de tomar cualquier medida legal o empresarial, deben hablar con don Pedro. Es fundamental contar con su autorización y, sobre todo, su conocimiento. Damián accede, aunque visiblemente irritado, y le pide a Gabriel que hable con él cuanto antes. El joven promete mantenerlos informados.
Antes de marcharse, Gabriel se detiene un momento para disculparse con Damián: “Lo siento, tío. Pensaba que podría convencerle”. La respuesta de Damián, cargada de resignación, lo dice todo: “Sabíamos que esto iba a ser difícil”. Y así, con ese tono sombrío, concluye una conversación que marca un punto de inflexión no solo en la gestión de la empresa, sino también en las relaciones internas de quienes intentan sostenerla en pie.
Más allá de las palabras y decisiones, este encuentro deja claro que Perfumerías de la Reina enfrenta su mayor amenaza hasta ahora. No solo está en juego un perfume o una inversión. Está en riesgo la credibilidad, la reputación y el futuro mismo de una empresa que ha construido su nombre sobre la excelencia y la confianza. El posible conflicto legal que se avecina con Cobeaga podría no solo arrastrar a los responsables del proyecto, sino también poner en peligro la estabilidad financiera de la compañía entera.
La figura de Damián emerge como la de un hombre dispuesto a todo con tal de defender lo suyo. Pero su carácter impulsivo puede poner en riesgo el equilibrio necesario para enfrentar esta crisis con inteligencia. Gabriel, por su parte, representa la cautela y la reflexión, esa voz serena que intenta evitar que la desesperación los empuje a tomar decisiones precipitadas.
En este delicado juego de intereses, estrategias y emociones, se entrelazan las tensiones de lo empresarial con lo personal. Y mientras la tormenta apenas comienza, los protagonistas saben que el desenlace está lejos de resolverse. Lo que suceda en los próximos días podría cambiarlo todo: alianzas, liderazgos, responsabilidades e incluso el destino mismo de Perfumerías de la Reina.
¿Será esta crisis una oportunidad para renacer o el principio de un final anunciado? El tiempo lo dirá. Pero una cosa es segura: los próximos movimientos serán cruciales. Y el silencio ya no es una opción.