MARTA AND FINA – Sueños de Libertad 199 (Solo deseo estar contigo, a solas, Fina ❤️❤️)

En el episodio 199 de Sueños de Libertad, vivimos una de las escenas más dulces y emotivas entre Marta y Fina, una pareja que ha ido construyendo su historia a fuego lento, con complicidad, cariño… y muchas miradas que lo dicen todo.

Todo comienza en la tienda, en una tarde aparentemente normal. Fina está allí trabajando, sumida en su rutina, sin notar que alguien la observa en silencio. Es Marta, que ha entrado sin anunciarse. No dice una sola palabra. Solo se queda quieta, a unos pasos de distancia, contemplándola con una mezcla de ternura y admiración. La escena tiene una magia especial. Marta no necesita hablar: su mirada lo dice todo.

Cuando Fina finalmente se da vuelta y la ve, se sorprende. Se nota que no esperaba encontrarla allí, y su expresión se torna juguetona y algo nerviosa. “¡Marta, por Dios! ¿Qué haces aquí?” pregunta entre risas, con una mezcla de sorpresa y encanto. Marta responde con esa sonrisa suya, suave y sincera, y simplemente le dice que solo estaba observando con admiración la suerte que tiene de tenerla en su vida.

Fina, entre coqueta y divertida, le lanza una advertencia en tono pícaro: “Cuidado… no me voy a poder resistir.” A lo que Marta, con esa calma seductora que la caracteriza, le responde que se guarde esos encantos para más tarde. Entre bromas y risas, Fina le recuerda que se suponía que debía estar trabajando, pero Marta tiene una sorpresa: ha conseguido la tarde libre. Su hermano Andrés la va a cubrir.

La reacción de Fina es pura alegría y complicidad. Le pregunta si hay alguna ocasión especial, pero Marta le contesta que no necesita ningún motivo en particular, que simplemente quiere estar con ella. A solas. Sin interrupciones. Sin secretos. Solo ellas dos.

Ese gesto, simple pero cargado de amor, toca el corazón de Fina. Le encanta la idea. Entonces Marta le propone ir a la casa de los Montes, un lugar del que ya habían hablado, tranquilo, apartado del ruido y los ojos ajenos. Un lugar perfecto para estar juntas sin esconderse. Fina recuerda que Marta había prometido que irían esa semana, y aunque Marta admite no haber podido organizarse antes, ahora tiene el momento perfecto.

Fina se deja llevar por la emoción y bromea diciendo que Andrés se merece un monumento por haberle dado esa tarde libre a su hermana. Todo es risa, ternura, y esa sensación de que por fin las cosas empiezan a fluir para ellas.

Pero como en Sueños de Libertad nada es tan simple, la escena tiene un pequeño giro cuando entra el señor Rojas con un informe para doña Carmen. Fina lo atiende con profesionalismo, pero Marta lo observa con cierta desconfianza. Algo en su actitud sugiere que no le gusta su presencia. Cuando él se va, Fina, algo intrigada, le pregunta por qué esa actitud.

Marta trata de restarle importancia, dice que no pasa nada, pero es evidente que hay algo que le incomoda. Finalmente, admite que solo quiere evitar situaciones como la que vivieron anteriormente con Santiago. No quiere que Fina se vea envuelta en algo incómodo o peligroso. Es una preocupación sincera, nacida del cariño.

Fina, sin perder la calma, le asegura que sabe cuidarse. Que Rojas no ha dado señales de tener malas intenciones. Pero aún así, Marta se muestra protectora. Entonces Fina le lanza un pequeño reto: “¿De verdad vas a privar al resto de las chicas de recibir consejos solo para protegerme a mí?” Marta se queda pensativa, algo desarmada por esa reflexión, y promete que lo pensará.

Antes de irse, Marta le dice que luego pasará a buscarla. Fina, entre risas, le recuerda: “¿No que tenías toda la tarde libre?” Marta se ríe también, y con una mirada cómplice le responde que solo necesita dar unas instrucciones rápidas a Andrés. Nada que le impida regresar pronto.

Mientras Marta se aleja, Fina se queda mirándola, sonriendo. En su rostro se mezclan la emoción, la ternura y un poco de ilusión. La idea de pasar una tarde con Marta, solo para ellas, sin esconderse ni justificarse, la conmueve profundamente. Es un pequeño sueño hecho realidad, uno que lleva mucho tiempo esperando.

Este episodio no tiene grandes giros ni enfrentamientos dramáticos. Pero en su sencillez, es uno de los momentos más íntimos y significativos para Marta y Fina. Porque a veces el amor no necesita grandes palabras ni gestos deslumbrantes. A veces, basta con una tarde libre, una mirada sincera y el deseo de estar juntas, sin testigos.

¿Será esta tarde el inicio de un nuevo capítulo en su historia? ¿Podrán seguir encontrando estos momentos de calma en medio de tanta tormenta? Lo cierto es que, por ahora, ambas se permiten soñar. Y en Sueños de Libertad, soñar, a veces, es el primer paso hacia la verdadera libertad.