📺 MARTA AND FINA – Sueños de Libertad 323 (María llama cobarde a Andrés delante de todos🔥🔥)
🟥 ¡Spoiler fuerte y emocional! El enfrentamiento más brutal entre María y Andrés hasta ahora…
El capítulo 323 de Sueños de Libertad nos entrega uno de los momentos más intensos y desgarradores de toda la serie. En el centro de esta tormenta emocional están María y Andrés, cuya relación, ya llena de grietas, explota en una escena cargada de ira, reproches y amenazas. Lo que empieza como una conversación se transforma rápidamente en una batalla verbal devastadora, donde salen a la luz años de resentimientos acumulados. Y todo sucede delante de otros personajes clave, aumentando la tensión hasta un punto de no retorno.
María, harta de callar, decide enfrentarse directamente a Andrés, y lo hace sin filtros. Con voz firme y mirada decidida, le deja claro que si él piensa que va a hacerse a un lado para dejarle el camino libre a él y a Begoña, está muy equivocado. Después de todo lo que ha tenido que soportar en esa casa —engaños, traiciones, deslealtades—, no está dispuesta a desaparecer en silencio ni a facilitarles la vida. La rabia contenida de María estalla sin freno, convirtiéndose en una declaración de guerra emocional.
En un giro aún más tenso, María lanza una advertencia directa: quien debería irse de la casa es Begoña, no ella. Se justifica diciendo que, al menos, ella tiene un rol legítimo dentro del hogar: administra las acciones de Julia, lo que le da una posición de poder y responsabilidad. En cambio, acusa a Begoña de no tener ningún papel real ni justificación para estar ahí. Pero lo más impactante llega cuando María cambia de tono y deja caer una amenaza bomba: si Andrés no saca a Begoña, entonces ella no dudará en contarle a todos que él fue quien mató a Víctor.
La amenaza es seria, pero Andrés no se deja intimidar. Le responde que diga lo que quiera, que él también conoce secretos que podrían destruirla. Le recuerda que ambos están atrapados en una red de verdades incómodas, y que no es el único que tiene algo que perder. La tensión entre los dos alcanza su punto máximo cuando María, entre lágrimas de furia, le exige que se marche, pero aclara que ella no se perderá la boda. Herida y humillada, le grita que maldice el día en que puso un pie en esa casa “llena de víboras”, empezando por Begoña, y luego le pide que los deje vivir en paz… aunque enseguida se contradice asegurando que jamás permitirá que estén juntos, que preferiría morir antes de verlos felices.
Andrés, intentando apelar a lo que alguna vez fueron, le recuerda que ella es su esposa, que se prometieron amor eterno frente a Dios. Pero esas palabras ya no tienen peso para María. Con frialdad, le contesta que no existe fortuna suficiente en el mundo capaz de reparar todo el daño que él le ha causado. Le confiesa que su única fuente de energía en este momento es verlo sufrir, igual que él la hizo sufrir a ella. Por eso insiste en asistir a la boda como la señora de Andrés de la Reina, convencida de que Julia se alegrará de verla allí, como si su presencia fuera una manera de reclamar lo que todavía cree que le pertenece.
La discusión escala a lo físico cuando Andrés, desesperado, la agarra con fuerza en un intento de contenerla. María, dolida tanto física como emocionalmente, le reclama que la suelte, gritando que le está haciendo daño. En ese momento aparece Begoña, quien, al presenciar la escena, corre a intervenir y le pide a Andrés que se detenga. La imagen es desgarradora: tres personas completamente rotas, atrapadas en un triángulo de emociones destructivas, donde ya no hay confianza ni respeto, solo heridas sin cerrar.

María no se detiene. Con los ojos encendidos por la rabia, asegura que nunca se irá de esa casa, y que hará todo lo posible para que tanto Andrés como Begoña paguen por lo que le han hecho. Su deseo de venganza es absoluto. Está decidida a destruir la paz que ambos intentan construir, convencida de que ellos deben sentir el mismo dolor que ella ha tenido que soportar durante tanto tiempo.
Andrés, al límite, amenaza con echarla de la casa. Pero María, desafiante, le lanza el golpe final: le dice que no tiene el coraje de hacerlo. Y entonces lo llama lo que probablemente más lo hiere: “cobarde”. Lo compara con su hermano, afirmando que, al menos, él tuvo el valor de disparar. La frase, seca y brutal, deja a todos helados. Es un ataque directo, no solo a la hombría de Andrés, sino también a su dignidad y pasado, tocando una herida profunda que podría tener consecuencias fatales.
Este enfrentamiento es, sin duda, uno de los más intensos de la serie. No solo por lo que se dice, sino por todo lo que se pone en juego: secretos, verdades ocultas, traiciones del pasado y el deseo de destruir al otro por dentro. María ya no es la mujer resignada de antes; ahora es una figura impulsada por el dolor y la venganza. Y Andrés, atrapado entre el miedo, el amor perdido y su orgullo herido, se ve obligado a asumir un papel para el que ya no está preparado.
El capítulo 323 marca un antes y un después en Sueños de Libertad. Lo que se vivió entre María y Andrés no se borra ni se repara fácilmente. La herida está abierta, y lo peor es que ambos parecen dispuestos a seguir hiriéndose. Las amenazas cruzadas, las verdades dichas con rabia, y la violencia emocional que envuelve cada palabra, dejan claro que la guerra en esa casa está lejos de terminar.