Spoiler: La conversación íntima y creativa entre Luis y Cristina sobre la nueva fragancia de la colección Cobeaga
La charla entre Luis y Cristina gira en torno a la creación de una nueva fragancia inspirada en un cuadro, que será parte de la colección de Cobeaga. Sin embargo, rápidamente se convierte en un momento más personal, donde ambos comparten recuerdos familiares y reflexiones sobre el mundo de la perfumería.
Luis le explica a Cristina que la colección está inspirada en los colores de un cuadro que muestra un campo de amapolas, violetas y lavanda. Cristina comenta que intentó conseguir esas flores para el proyecto, pero no tuvo suerte. Luis la tranquiliza asegurándole que encontrarán algo que encaje con el estilo de Cobeaga.
Cristina propone entonces una idea diferente: le pide a Luis que observe las nubes del cuadro. Ella ve en esas nubes, ya descargadas de lluvia, una brisa suave que simboliza la calma después de una tormenta de primavera. Esa sensación, dice, podría inspirar un perfume fresco y renovado, con un aire distinto. Al principio, Luis insiste en que deberían centrarse en las flores, que son la base visual de la colección, pero Cristina argumenta que eso sería demasiado predecible para Cobeaga, que siempre busca caminos poco convencionales.
Finalmente, Luis acepta la idea de Cristina, reconociendo que tiene razón y que la inspiración en las nubes puede darle un giro novedoso a la fragancia.
La conversación toma un tono más íntimo cuando Luis recuerda unas notas de su padre, Gerbacio Merino, sobre el aroma de las amapolas, una esencia poco común. Menciona que su padre tenía ideas muy interesantes sobre ese perfume. Cristina, por su parte, recuerda que Irene le contó que el padre de Luis también era perfumista, y comenta que debe ser una gran suerte poder continuar con esa tradición familiar.
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Luis habla con mucho cariño de su padre, describiéndolo como un verdadero apasionado de los perfumes. Cristina lo elogia y dice que es un honor poder aprender junto a alguien así. Sin embargo, Luis es modesto y destaca más el talento y la maestría de su padre, a quien considera un verdadero maestro.
Desde la perspectiva de química de Cristina, confiesa que le sorprende todo lo que implica crear un perfume. Luis comparte más recuerdos, relatando que su padre solía decir que cada fragancia debía contar una historia. También menciona cómo él se quedaba observando las gotas caer en el destilador, casi como si le hablaran.
Finalmente, Luis reconoce que su padre pasaba tanto tiempo en el laboratorio que fue su madre quien prácticamente se encargó de criarlos. Cristina asiente, reconociendo el esfuerzo silencioso de muchas madres que sostienen la familia en la sombra.
La escena termina con Luis revisando nuevamente las notas de su padre sobre el aroma de la amapola, un gesto que muestra la importancia que tiene esa herencia y ese legado en su trabajo y vida personal.
Este momento mezcla creatividad, tradición y emociones, mientras Luis y Cristina buscan darle vida a una fragancia que no solo evoque colores y flores, sino también historias y sentimientos profundos.