LA PROMESA – FINA TOCA FONDO, PERO CARMEN Y CLAUDIA NO LA DEJAN CAER
El ambiente en la colonia se tiñe de emociones intensas cuando Fina, abrumada por la frustración y la inseguridad, rompe en llanto en su laboratorio de fotografía. La escena arranca con un monólogo lleno de desesperación: “¡A, pero qué hago aquí! ¡Yo no valgo para esto!” Estas palabras, pronunciadas entre lágrimas y rabia, son el reflejo de una joven que se siente completamente derrotada. En un arrebato de impotencia, comienza a destrozar sus propias fotos, aquellas que tanto esfuerzo le costó revelar.
Carmen y Claudia, alertadas por el ruido, entran justo a tiempo para ver cómo Fina destruye su trabajo con furia. Sorprendidas y alarmadas, tratan de intervenir. Carmen se acerca primero, tratando de calmarla y preguntando con suavidad qué está haciendo. Pero Fina, al borde del colapso, responde con dureza. Dice que no sirve para esto, que el proceso de revelado fotográfico es demasiado complicado para ella. Luego, casi como una rendición definitiva, le dice a Claudia que busque a otra persona para que haga las fotos del calendario y del proyecto de la Casa Colón.
A pesar de su enfado, Carmen intenta reconfortarla. Le pide que no tire la toalla tan rápido, que no se rinda. Pero Fina no puede evitar expresar lo superada que se siente. Aunque puede encuadrar bien las imágenes, el resto del proceso técnico se le escapa, y eso la hace sentir como una impostora. Cree que se ha estado engañando a sí misma, y se lamenta de que Claudia no haya contratado desde el principio a un fotógrafo profesional.
Claudia, con su calma característica, le asegura que no se preocupe por el calendario, que todo se puede solucionar. Sin embargo, Fina no deja de sentirse culpable y repite que ha fallado. Claudia la mira, sorprendida por esa afirmación, y le dice con total sinceridad que no, que no ha fallado en absoluto. Aún tienen tiempo para encontrar una salida.
Es entonces cuando Carmen toma la palabra con convicción. No van a buscar a nadie más porque Fina es la indicada. Ella va a hacer ese calendario, sí o sí. Carmen le recuerda su talento, le dice que tiene una mirada única para la fotografía, y que lo único que le falta es un poco más de experiencia en el revelado. Con esa determinación que la caracteriza, propone que salgan a cenar las tres, para relajarse y despejarse. Ella y Claudia acaban de cerrar la tienda y cree que una noche entre amigas puede hacerle bien a todas.
Pero Fina, con la voz todavía temblorosa, rechaza la invitación. Lo que más necesita ahora es descansar. Les da las gracias por su apoyo, pero se marcha visiblemente abatida. Una vez que se va, Claudia confiesa que le hacía mucha ilusión compartir un momento de ocio con ellas. Carmen, lejos de rendirse, empieza a maquinar un nuevo plan.
Quiere ayudar a Fina a recuperar la confianza en sí misma. Sabe que tiene talento, que ve cosas que los demás no ven. Lo único que necesita es un pequeño empujón. Así que Carmen propone algo inesperado: llevar los negativos de Fina al mejor laboratorio de revelado de Madrid. Claudia, algo confundida por la terminología, pregunta si eso puede mejorar las fotos. Carmen le asegura que sí. No solo las revelarán profesionalmente, sino que también ampliarán las mejores imágenes. El objetivo no es solo terminar el calendario: quieren hacer una exposición.
La idea de Carmen es ambiciosa y hermosa: mostrar al mundo (o al menos a toda la colonia) el talento de Fina, para que al recibir el reconocimiento público, ella empiece a valorarse de verdad. Claudia, entusiasmada con la idea, pregunta qué tienen que hacer. Carmen explica que se encargará de recoger los negativos y dárselos a un conductor de confianza que los llevará a Madrid.

Cuando Claudia le pregunta cómo sabrán cuál es el mejor laboratorio, Carmen responde con una sonrisa astuta: usarán el mismo que doña Marta escoge para las campañas publicitarias de la empresa. Si ella confía en ese laboratorio, tiene que ser el mejor. Claudia queda impresionada con la lógica de Carmen, y ambas coinciden en que es una idea excelente.
Claudia no puede evitar hacer una pregunta inocente pero reveladora: “¿Qué son los negativos?” Refiriéndose a los rollos de película sin revelar, demuestra que, aunque no entiende del todo el proceso técnico, está completamente comprometida con ayudar a su amiga. Esta última parte de la escena cierra con una nota esperanzadora y solidaria.
Este momento en La Promesa es un retrato íntimo del miedo al fracaso, pero también del poder de la amistad sincera. Fina, en su momento más bajo, no es abandonada ni presionada. Carmen y Claudia eligen otro camino: el de la comprensión activa, la paciencia y el amor incondicional. Le tienden la mano sin obligarla a tomarla, pero asegurándose de que ella sepa que no está sola.
La escena no solo refleja el crecimiento emocional de Fina, sino también el compromiso y la sensibilidad de quienes la rodean. En un mundo donde los errores suelen ser castigados con dureza, aquí vemos una apuesta firme por el apoyo mutuo y la creencia en el potencial de quienes aún no logran verlo por sí mismos.