Título: “Por favor, antes. Marta presencia cómo Andrés traspasa un límite peligroso – Sueños de Libertad 367”
La escena comienza envuelta en un silencio tenso. Marta cruza el umbral de su hogar con pasos lentos y mirada ausente. El peso de la preocupación parece haberse aferrado a sus hombros. A lo lejos, se escucha la voz de Andrés hablando con Teresa; con tono amable le pide que prepare la comida, ya que necesita regresar pronto a la fábrica. Pero mientras Marta avanza por el pasillo, una imagen repentina y perturbadora detiene su marcha.
Delante de ella, Andrés, creyéndose solo, intenta abrir la puerta del cuarto de Gabriel con sigilo, como si estuviera cometiendo un acto prohibido. La alarma de Marta es inmediata. Se acerca y le pregunta con urgencia qué está haciendo. Andrés, sin ocultar nada, le revela que está buscando pruebas. Cree firmemente que Gabriel es el responsable del sabotaje dentro de la empresa. Sospecha que manipuló la fórmula del perfume del aniversario y que facilitó una muestra a la competencia. Marta, incrédula, lo mira con mezcla de sorpresa y preocupación. Le advierte que esa es una acusación extremadamente grave, que no puede actuar sin fundamentos sólidos.
Andrés no cede. Para él, todo encaja: la actitud evasiva de Gabriel, sus movimientos alrededor del laboratorio, y su reciente cercanía con Cristina, la asistente de Luis. Marta lo interrumpe para recordarle que fue Cristina quien admitió haber cometido un error con la fórmula. Sin embargo, Andrés insiste en que eso fue antes de que Cristina empezara a sospechar de Gabriel. Ahora ella también cree que pudo haber sido manipulación.
Lo que más inquieta a Marta no es solo la desconfianza de Andrés, sino su creciente obstinación. Él le cuenta que Gabriel, aprovechándose de su aparente encanto, se ganó la confianza de Cristina, flirteó con ella para obtener información, y luego desapareció cuando ya no le servía. Todo esto ocurrió justo antes de que se aprobara la versión alterada del perfume del 25 aniversario, con una fórmula misteriosamente distinta. Andrés añade que Gabriel incluso pidió una muestra de perfume y la retiró del laboratorio, lo cual prueba que sabía exactamente dónde estaban los ingredientes y documentos sensibles.

Pero Marta no se deja convencer tan fácilmente. Le señala que, aun con esos indicios, nada prueba que haya habido un robo o una traición. Andrés, frustrado, revela su próximo paso: va a hacer una copia de la llave de Cristina sin que ella lo sepa, con la intención de conseguir una prueba definitiva. Marta se escandaliza. Le dice que está cruzando una línea moral y legal, que su obsesión lo está cegando.
En este punto, el ambiente se vuelve aún más denso. Marta le pregunta directamente si esta desconfianza hacia Gabriel tiene algo que ver con Begoña, sugiriendo que sus emociones podrían estar influyendo en su juicio. Andrés, dolido pero firme, admite que Gabriel ha conseguido ganarse el favor de todos en la familia, pero que él, en cambio, no puede confiar en él. La herida emocional está abierta, y Marta lo percibe con claridad.
Ella intenta hacerlo entrar en razón, le recuerda que este no es el Andrés que ella conoce, y que actuar con rabia no lo llevará a la verdad, sino al desastre. Pero Andrés se muestra inquebrantable. Marta, desesperada, le suplica una última vez: “Por favor, antes… déjame encontrar otra manera. Buscaremos pruebas juntos, pero no así.” Sin embargo, él no la escucha.
Con determinación, Andrés abre finalmente la puerta del cuarto de Gabriel. Marta, en un intento por detenerlo, le toma la mano, pero tras unos segundos, lo suelta. Se queda allí, en el umbral, viendo cómo él traspasa una frontera que tal vez no tenga vuelta atrás. Luego, se aleja lentamente, derrotada, con los ojos cargados de tristeza y temor por lo que pueda venir.
Este momento marca un antes y un después en la relación entre los personajes. Andrés está consumido por la paranoia y la necesidad de justicia (o venganza), mientras que Marta queda atrapada entre su lealtad familiar y su conciencia. La tensión interna crece, las grietas en la confianza entre los miembros de la familia se agrandan, y lo que antes era una sospecha comienza a convertirse en un abismo. Lo que se desvela en esta escena no es solo una investigación clandestina, sino el inicio de una fractura emocional y moral que podría sacudir los cimientos de toda la historia.