MARTA AND FINA-Sueños de Libertad 375 (Parece que tu ángel de la guarda Marta se retrasa

Pero es que nadie te hubiera encerrado en la cárcel si no hubieras hecho lo que hiciste

La tensión en la historia alcanza un punto de ebullición cuando el pasado regresa con fuerza, trayendo consigo a un hombre que juró venganza y que no piensa marcharse hasta cumplir su promesa. Fina, ajena a lo que está a punto de ocurrir, se encuentra fuera de la vivienda cuando percibe un detalle inquietante: la puerta principal está sin seguro. Un presentimiento la invade, pero, movida por la curiosidad y la sospecha, decide entrar con paso cauteloso. Sus ojos recorren el lugar mientras su voz, casi temblorosa, rompe el silencio con una pregunta: “¿Hay alguien ahí?”.

No obtiene respuesta inmediata, pero de pronto, desde las sombras, emerge Santiago. Su aparición es tan inesperada como perturbadora. Con una sonrisa cargada de ironía y un brillo peligroso en la mirada, le confiesa que tenía muchas ganas de verla. Sin embargo, sus palabras llevan un matiz inquietante: asegura que, a diferencia de ella, él ya la conoce demasiado bien. Fina, sintiendo que algo anda muy mal, intenta retroceder y buscar la salida, pero Santiago es más rápido. Con un movimiento brusco, cierra la puerta y bloquea cualquier posibilidad de escape. Con voz dura, le exige saber a dónde cree que va.

El miedo comienza a apoderarse de Fina. Alarmada, quiere entender cómo es posible que él esté allí, libre, cuando se suponía que debía seguir en prisión. Santiago, con un tono cargado de sarcasmo, responde “por la puerta” y le explica que obtuvo un permiso temporal para asistir al funeral de su abuela. Sin embargo, lo que podría haber sido un acto de duelo se transformó en el momento perfecto para escapar. Entonces, la acusa con amargura: él fue el único que cuidó de su abuela tras la muerte de su madre, pero esa mujer murió sola y abandonada… todo porque lo encerraron.

Fina, intentando mantener la calma, le recuerda que nadie lo habría encarcelado si no hubiera hecho lo que hizo. Pero Santiago no acepta esa versión. Para él, el verdadero culpable es Pelayo Olivares, el hombre que —según afirma— le arruinó la vida. Y para intensificar su veneno, señala que ese mismo Pelayo se casó con Marta, y que en la cárcel tuvo tiempo de reflexionar. Ahora está convencido de que Pelayo es igual que la mujer con la que se unió en matrimonio: ambos cargan con vergüenzas que intentaron ocultar. Lo dice mirándola fijamente, como retándola a que lo niegue.

Santiago no se anda con rodeos y lanza una advertencia: no importa lo que hagan, los tres pagarán por lo que le hicieron. Admite que volverá a prisión, pero jura que esta vez les dará un motivo real para encerrarlo. El tono de su voz, frío y calculador, hace que Fina se estremezca. Ella, intentando ganar tiempo y buscar una salida, le pregunta qué planea hacer. La respuesta la hiela: empezará por lo que dejaron pendiente la última vez que se encontraron.

La bonita reconciliación de Marta y Fina: “A pesar de todo, no quiero vivir  sin ti”

Fina, desesperada, le suplica que no siga adelante, asegurando que Marta llegará en cualquier momento. Santiago, lejos de amedrentarse, responde que si eso ocurre, se saltarán cualquier preámbulo y pasarán directamente al final… el mismo final que tendrá Marta cuando cruce esa puerta. Sus palabras son una sentencia. A continuación, con un gesto brusco, le indica a Fina que se marche, pero inmediatamente la detiene para hacerle una pregunta inquietante: quiere saber si Marta la ama. Y antes de que ella pueda contestar, le aconseja que empiece a creer en Dios y a rezar, porque lo va a necesitar.

Fina, al borde del pánico, promete que no dirá nada sobre haberlo visto. Implora que se vaya, que no complique más las cosas. Pero Santiago no escucha. Con una mirada que mezcla locura y rencor, le dice que aunque acabe en el infierno, la arrastrará consigo. La amenaza con voz baja, casi susurrada, pero con un filo mortal: si se mueve un solo milímetro, será lo último que haga.

El ambiente se vuelve asfixiante. La luz que entra por las ventanas apenas ilumina sus rostros, y en ese silencio roto solo por las respiraciones agitadas, Santiago suelta una frase cargada de burla: parece que su ángel de la guarda llega tarde. Y, según él, da igual, porque ni todo el dinero del mundo ni las influencias más poderosas podrán salvarla.

Santiago está convencido de que tiene la ventaja, de que es el más fuerte en este juego de voluntades y miedo. Pero lo que ignora es que su tiempo se agota. La historia avanza hacia un desenlace inevitable en el que su sombra peligrosa se desvanecerá para siempre. Lo que Santiago no ve es que, por encima de su amenaza y su odio, existe un vínculo que no puede romper: el que une a Marta y Fina. Nadie podrá separarlas, porque están destinadas a permanecer juntas, sin importar cuántos fantasmas del pasado intenten interponerse en su camino.

Sueños de libertad' impacientará a Jesús y entristecerá a Marta por su  relación con Fina - FormulaTV

En este capítulo, cada gesto, cada palabra y cada paso están impregnados de tensión. La narración nos coloca en el filo de una navaja, sin saber si la siguiente frase de Santiago será una confesión, una amenaza o el preludio de un acto irreparable. Fina, acorralada, enfrenta el dilema más grande de su vida: ceder ante el miedo o aferrarse a la esperanza de que alguien —tal vez Marta, tal vez un destino inesperado— logre salvarla.

Mientras tanto, el espectador es testigo de cómo el resentimiento acumulado durante años puede transformarse en un arma letal. Santiago no es un hombre que actúe por impulsos pasajeros; su plan está tejido con hilos de rencor, y cada palabra que pronuncia parece formar parte de un libreto de venganza cuidadosamente escrito. Su obsesión no solo está dirigida a castigar a quienes lo traicionaron, sino a asegurarse de que sufran tanto como él cree haber sufrido.

Pero hay un detalle que podría cambiarlo todo: en su determinación por ser el verdugo, Santiago subestima la fuerza que puede surgir de la desesperación. Fina, aunque atemorizada, es capaz de cualquier cosa por proteger a Marta. Y esa chispa, encendida en el momento justo, podría volverse en contra del propio Santiago.

El episodio nos deja con una pregunta latente: ¿logrará Fina sobrevivir a este encuentro o las palabras de Santiago sobre “ir directamente al final” se cumplirán de forma trágica? Lo único seguro es que el próximo capítulo no dará tregua, porque cuando el pasado golpea a la puerta con tanta fuerza, ninguna cerradura es suficiente para mantenerlo fuera.

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