Spoiler: Esta escena entre Marta y Fina es profundamente íntima y emocional y revela el costo personal del camino político en el que se ven arrastradas
La conversación entre Marta y Fina es un momento cargado de emociones y sinceridad, que muestra el impacto que el mundo político tiene sobre ellas como pareja y como individuos. Todo comienza con Marta abriendo su corazón y expresando la preocupación que crece dentro de ella. Le confiesa a Fina que la idea de tener que cumplir con el rol de la esposa perfecta, sin descanso, durante toda la semana, les dejará muy poco espacio para ellas mismas, para la relación y, sobre todo, para su amor. Marta teme que las presiones y expectativas que vienen con el ascenso político de Pelayo las empujen aún más hacia el ocultamiento y la invisibilidad, como si su amor y su vínculo tuvieran que desaparecer para que el mundo acepte la historia oficial.
En un momento clave, Marta toma una postura firme y declara que no está dispuesta a apoyar a Pelayo en su carrera política si eso significa perder la bendición de Fina, el apoyo fundamental sin el cual no puede imaginar seguir adelante. Para Marta, por muy grande que sea la oportunidad que se abre ante Pelayo, no vale la pena si a cambio deben sacrificar la libertad que aún conservan, por mínima que sea. La lucha interna de Marta es clara: quiere proteger lo que tienen antes que cualquier éxito político.
Fina, con la calma y la suavidad que la caracterizan, lanza un desafío. Le pregunta cómo podría Marta negarse a apoyar a Pelayo en un momento tan crucial, consciente de que la realidad es mucho más compleja y difícil de lo que Marta desea. Sin embargo, Marta responde con determinación: está decidida a decirle a Pelayo que espere, que habrá otra oportunidad política que no exija el precio tan alto que ahora les piden. Esta negativa representa para Marta una forma de mantener el control y preservar su vida y relación.
Pero Fina, con una mirada realista, le dice que esas oportunidades ideales no existen en la política, que no hay caminos fáciles ni momentos menos costosos. Le recuerda que debe apoyar a Pelayo, que ya no hay marcha atrás. Además, le señala que todo el arreglo —su matrimonio con Pelayo— fue parte de un plan más grande, una estrategia en la que ellas se ven protegidas detrás de una apariencia convencional, mientras Pelayo asciende en su carrera. Es una realidad que las mantiene atrapadas en papeles que no eligieron, pero que les ofrecen una forma de protección en ese mundo duro y despiadado.
Cuando Marta pregunta si Fina realmente acepta entrar en ese juego político, Fina no responde con un sí ni con un no. En cambio, admite que ha aceptado la situación tal como es, que ha llegado a entender que esa es la realidad y que lo más importante es que lleva mucho tiempo preparándose emocionalmente para este momento. Esta aceptación es una carga silenciosa que Fina ha llevado durante mucho tiempo, un sacrificio invisible que ahora sale a la luz.

Hay un instante muy conmovedor cuando Marta, con ternura, acaricia el hombro de Fina, y esta última reconoce el peso emocional que ambas llevan. Marta ya hizo un sacrificio grande al casarse con un hombre al que no ama, renunciando a sus propios deseos y emociones. Ahora, es el turno de Fina de hacer el suyo, aceptando vivir en la sombra, sosteniendo una fachada de matrimonio perfecto mientras su verdadero amor permanece oculto. Fina reconoce que, a pesar de todo, hay un lado práctico: con Pelayo en el poder, tanto Marta como la empresa familiar se beneficiarán, aunque eso no disminuye el costo personal que implica.
En un momento más ligero y juguetón, Marta le advierte a Fina que no empiece a sonar como su padre, un hombre que probablemente solo ve la política y el matrimonio desde la óptica del estatus y los beneficios materiales. Pero Fina, con calma y seguridad, tranquiliza a Marta y le asegura que la apoyará en todo, sin importar lo difícil que se pongan las cosas. Este apoyo incondicional es un acto de amor y valentía que reafirma su vínculo.
Marta, sin dejar de preocuparse, insiste en preguntarle a Fina si realmente comprende la magnitud de lo que están enfrentando, la profundidad de los sacrificios que implica ese camino. Fina responde con firmeza que sí, que entiende todo perfectamente, y que nada podrá derrotarlas porque su amor y su conexión están por encima de cualquier presión externa o desafío que el mundo les imponga.
La escena culmina en un momento de intimidad y fuerza silenciosa: ambas mujeres se apoyan con sus frentes juntas y luego se besan apasionadamente, mostrando que su vínculo es más fuerte que cualquier sacrificio o apariencia. Es un instante lleno de ternura y determinación, en el que la lealtad y el coraje se combinan con un amor que se niega a desaparecer. Estas dos mujeres, atrapadas en roles que no eligieron, demuestran que su unión es un refugio y una fuerza invencible, capaz de resistir cualquier tormenta que el mundo político les depare.