SPOILER – “Begoña se abre a Gabriel y revela un pasado lleno de dolor y miedo al fracaso”
En un momento íntimo, mientras revisaban las fichas de los pacientes, Gabriel interrumpió suavemente para iniciar una conversación que sabía sería delicada. Begoña, algo distante y con el rostro preocupado, le confesó que últimamente se había ido alejando porque sentía que las cosas estaban yendo demasiado rápido y que poco a poco estaba perdiendo el control sobre su vida y sus emociones. Quiso compartir con Gabriel que su historial sentimental era mucho más complejo de lo que parecía a simple vista, un terreno lleno de heridas que aún no había logrado sanar.
Con una mezcla de interés y ternura, Gabriel le preguntó si acaso le tenía miedo a él, si esa era la razón de su distancia. Begoña, con la voz entrecortada por la emoción, le aclaró que no le tenía miedo a él, sino al fracaso, al temor de volver a cometer errores que la pudieran lastimar otra vez. Así comenzó a abrir su corazón y a contar la historia dolorosa de su vida amorosa: un novio que la dejó sola en Inglaterra, un matrimonio tormentoso con Jesús que la hizo dudar de sí misma y de su valor, y una relación con Andrés en la que perdió el control, pero en la que también se enamoró con una intensidad que nunca antes había sentido.
La conversación se tornó aún más profunda y dolorosa cuando Begoña decidió revelar la verdad oculta tras su matrimonio con Jesús. Con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas, confesó que Jesús la había manipulado, haciéndola sentir loca y humillándola como persona y como mujer. Narró con la carga de un trauma que aún la marcaba que él había llegado a ponerle la mano encima, incluso había llegado a dispararle y que había intentado llevarse a Julia, su hija.
Gabriel, impactado y conmocionado por la gravedad de esas confesiones, le preguntó por qué nunca antes le había contado todo eso, por qué había guardado tanto dolor en silencio. Begoña, con lágrimas rodando por sus mejillas, explicó que a veces sentía que si no hablaba de ello, era como si no hubiera pasado, como si pudiera protegerse del sufrimiento negándolo.
Al terminar la charla, Gabriel la miró con profunda compasión y sinceridad, expresándole cuánto lamentaba todo el dolor que ella había soportado. Le aseguró que lo único que ahora podía hacer era comprometerse con ella, estar a su lado para protegerla y trabajar juntos para que su relación funcionara. Le ofreció todo el tiempo y espacio que necesitara para sanar y sentirse segura.
Begoña, agradecida y con una leve sonrisa, le dio las gracias, mostrando una esperanza renovada para el futuro que podrían construir juntos.