MARTA Y FINA – Sueños de Libertad 302 (Fina se rompe al descubrir que Marta la ha vuelto a traicionar😭)
SPOILER: La confianza entre Marta y Fina se rompe de forma devastadora cuando Fina enfrenta una nueva traición que confirma sus peores miedos.
El episodio 302 de Sueños de Libertad nos ofrece una de las escenas más desgarradoras de la historia entre Marta y Fina. La escena transcurre en la intimidad del hogar, pero está cargada de un dolor que no se puede esconder. Marta, percibiendo que algo no está bien, se acerca a Fina con delicadeza, tocándola suavemente por los hombros. Nota el ambiente frío, distante, y le comenta que la casa se siente así. Fina, con la mirada dura y el corazón herido, le responde que esa frialdad solo aumentará, dejando claro que se refiere también al estado de su relación.
Marta, preocupada, le pregunta qué le ocurre. Pero Fina no necesita mucha presión: lo suelta todo con una mezcla de dolor y rabia contenida. Le dice que ha vuelto a romper su promesa, una promesa importante. Al regresar de la colonia, Fina se topó inesperadamente con el hombre que tanto les preocupa y ese encuentro la dejó emocionalmente devastada. Fue como si el mundo se desmoronara frente a sus ojos.
Fina continúa hablando, claramente desbordada emocionalmente. Acusa a Marta de hablar mucho y hacer poco, de no cumplir con lo que dice. Pero lo más duro viene después: le dice que siente que a Marta ya no le importa lo que ella siente ni lo que le dice. Marta intenta explicarse, decir algo para calmarla, pero Fina no se lo permite. Está harta de las disculpas, de las palabras vacías. Le confiesa que cada vez que ve a ese hombre, el miedo se apodera de ella, que tiembla, que no puede seguir viviendo así, atrapada por el temor y la incertidumbre.
Ambas se sientan. Marta intenta recuperar el control de la situación, adoptando un tono más calmado. Le asegura que ese hombre no representa una amenaza, que él mismo se lo dijo. Y aunque suene extraño, Marta le cree. Pero Fina ya no puede creer en nada ni en nadie. Está agotada emocionalmente. Marta trata de respaldar su postura contándole que habló con el detective Ruiz, quien le aseguró que el hombre en cuestión no está ahí por ellas, sino por otras personas que podrían ser un verdadero peligro. Sin embargo, Fina no compra esa versión.
Entre lágrimas y desesperación, Fina le suplica a Marta que deje de justificarlo, que lo aparte de sus vidas. Le dice con firmeza que no quiere volver a verlo nunca más. Pero Marta le pide que intente mirar las cosas desde otra perspectiva. Le dice que ese hombre está ayudando a su padre y cumpliendo con su trabajo en la empresa familiar. Incluso desvía el tema hacia un punto que cree más racional: le pregunta si ha conseguido información sobre Pedro Carpena.

Ese comentario es una chispa que detona aún más la furia de Fina. Para ella, es la confirmación de todo lo que ha venido sintiendo: que Marta sigue anteponiendo la empresa, la familia y el poder a su relación, a su amor. Le dice que Darío tenía razón, que tanto ella como Pelayo son iguales, que los apellidos pesan más que cualquier sentimiento. Que en su mundo, el prestigio y los intereses de la empresa están por encima de todo, incluso del amor que supuestamente comparten.
Marta intenta suavizar esa acusación, llamándolo una tontería. Pero Fina no está dispuesta a seguir ignorando la realidad. Asegura que no está inventando nada, que solo dice lo que ve, lo que siente. El silencio entre ambas se hace pesado. La tristeza se instala en la escena. Fina, rota, se pone de pie. Le dice a Marta que se va, que no puede seguir ahí, con ella, en ese momento.
Marta, en un intento final por retenerla, por no dejarla ir, la llama “amor” y le dice que es su prioridad. Pero para Fina, esas palabras ya no significan nada. Le responde con un hilo de voz, cansada y rota: “Déjalo ya.” Y se marcha, dejando a Marta sola, sentada, con el alma hecha pedazos, sin saber qué hacer ni cómo enmendar lo que ha vuelto a romper.
Esta escena marca un punto crítico en la relación entre ambas. No es solo una pelea o una discusión más. Es un quiebre emocional, una pérdida de confianza que se ha ido gestando capítulo a capítulo y que ahora explota con una fuerza imparable. La traición, aunque no sea intencional, es sentida con toda su crudeza por Fina. Para ella, ya no hay consuelo posible.
Y para Marta, empieza el peso real de las decisiones que ha tomado, del silencio que ha guardado, y de haber permitido, una vez más, que la persona que más quiere se sienta sola, desprotegida y traicionada.