Spoiler: “Hola amigos, bienvenidos a un avance exclusivo de Sueños de Libertad”

En este avance especial de Sueños de Libertad, las emociones y tensiones alcanzan nuevos niveles en la vida de María, Andrés, Begoña y los demás personajes. La trama se complica con sentimientos encontrados, secretos y confrontaciones que nos mantendrán atentos a cada paso. A continuación te contamos todo lo que pasará en el próximo capítulo, en un resumen detallado que no te puedes perder.

María continúa cerrándose en sí misma, rechazando cualquier ayuda que le ofrezcan. Su obsesión con Andrés y la rivalidad profunda que mantiene contra Begoña la ciegan por completo. No es capaz de reconocer el daño que su actitud está causando, ni en su propio entorno ni, sobre todo, en la salud de Andrés, a quien parece estar poniendo en riesgo por no querer que se acerque a Begoña. La pregunta que nos planteamos es: ¿hasta dónde llegará este resentimiento que la consume? ¿Es capaz de anteponer su orgullo a la recuperación de Andrés?

El episodio comienza en la casa de la familia Reina, donde la tensión se respira en el aire. Begoña entra silenciosamente en la habitación de María, intentando acercarse a ella con calma y preocupación. María, al verla, no disimula el rechazo y le pregunta con frialdad: “¿Qué haces aquí?”. Begoña responde con un tono pausado, queriendo hablar un momento, pero María, molesta, la interrumpe lanzándole un reproche: “No quiero visitas, y mucho menos las tuyas. ¿No fue suficiente con lo de ayer, cuando te convertiste en vigilante de Julia?”.

A pesar del rechazo, Begoña no pierde la paciencia. Con la ternura que solo el dolor ajeno puede dar, insiste en saber cómo está María, si le duele la espalda, si todavía tiene los brazos dormidos. Le menciona que Andrés le ha contado que ya empezó a hacer algunos ejercicios y que ella misma le recomendó cuáles eran los más adecuados para esta etapa de recuperación, aunque reconoce que aún queda mucho por hacer.

María la interrumpe de nuevo con amargura, recordando con dolor que fue justamente Begoña quien ayudó a Andrés con su pierna, lo que, según ella, fue el origen de todos sus problemas. Begoña respira hondo y con sinceridad le dice que está dispuesta a aguantar todos sus desplantes porque entiende por lo que está pasando y que todos, sin excepción, quieren ayudarla.

Le explica que hay ejercicios simples que puede hacer sin siquiera levantarse de la cama, como abrir y cerrar las manos o usar calcetines para ciertos movimientos. Normalmente, comenta, se utiliza una pelota para ejercitarse, pero María, irritada, responde con sarcasmo, como si fuera a ir a darse un baño en la piscina.

Begoña insiste: “María, tienes que dejar que te ayudemos. Puedo ayudarte a vestirte, a moverte, pongo todo mi conocimiento a tu servicio.” Pero María, envenenada por los celos, le replica con dureza: “Que tú y yo no tengamos buena relación no cambia nada. Nadie merece lo que te ha pasado, ni siquiera tú.”

Begoña le responde con honestidad y empatía, confesando que no va a negar que le gustaría tenerla a su servicio, pero sabe que lo hace por Andrés, porque quiere liberarlo de esa situación. María le contesta con ironía que no le va a dar ese gusto.

Casi suplicante, Begoña le dice que Andrés necesita descansar, que está haciendo un esfuerzo sobrehumano, que apenas come ni duerme y que le duele verla así. Pero María, con rabia contenida, grita que no necesitan que contraten a nadie para cuidarla las 24 horas, ni su interés, ni su compasión ni su caridad.

La conversación termina con María diciendo que prefiere “arrastrarse como un gusano” antes que aceptar la ayuda de Begoña, recordándole que ya le dio “su repugnante sangre” y que eso es algo con lo que tendrá que vivir para siempre. Además, reafirma que si Andrés quiere ayudarla, es su marido y nadie más puede intervenir. Finalmente, le ordena que se vaya y que no vuelva a cruzar esa puerta.

Begoña baja la mirada, sale en silencio y su rostro refleja tristeza, impotencia y preocupación. Ella solo quiere ayudar a María, pero sobre todo quiere cuidar a Andrés, quien está física y emocionalmente desgastado. La pregunta que queda en el aire es si esta estrategia de María no es más que una forma de vengarse y si realmente cree que alejando a Andrés de Begoña logrará que regrese a sus brazos.

Mientras la situación de María y Andrés se complica, en otro rincón de esta historia compleja y llena de secretos, don Pedro enfrenta sus propios conflictos. La tensión crece en la casa Reina y un nuevo problema comienza a gestarse en silencio.

Don Pedro ha descubierto, gracias a la mediación de Damián Luis, que se ha contratado a una nueva ayudante para trabajar en el invernadero. Sin embargo, lo que realmente le preocupa es que aún no sabe quién es esa persona. Decidido a averiguarlo, decide ir personalmente al invernadero para conocer a la nueva empleada.

Al llegar, se encuentra con una joven de rostro amable y mirada inquieta. Sin rodeos, le pregunta: “Buenos días, supongo que usted debe ser la nueva empleada, ¿no?”. La joven, llamada Cristina, responde tímidamente que sí, que don Luis tuvo que salir por un momento pero no cree que tarde en regresar.

Don Pedro se presenta formalmente como director de la empresa. Cristina responde nerviosa que es la nueva ayudante de don Luis, y menciona su nombre completo: Cristina Ricarte. Al escuchar el nombre, el rostro de don Pedro se congela por un instante, con los ojos abiertos de par en par antes de ocultar el estremecimiento que lo atraviesa.

Este nombre le trae un recuerdo doloroso, una sombra del pasado que lo sigue persiguiendo. Recuerda una discusión con Damián en la que este le reprochó luchar por su familia y defendió a su hermana, mientras Pedro replicaba con frialdad que nadie tenía idea del verdadero significado de esa palabra.

Mientras trata de recomponerse, don Pedro escucha la voz suave y preocupada de Cristina preguntando si se encuentra bien. Él disimula con una sonrisa forzada y dice que solo estaba recordando que fue Damián quien presentó a Cristina y que ella fue contratada por sus méritos académicos.

Pedro continúa con su interrogatorio disfrazado de cortesía y le pregunta si la conocían antes. Cristina niega, pero confiesa que sí conocía Perfumerías de la Reina. Explica que su nombre fue dado por la facultad y que pasó una entrevista con don Luis, quien decidió contratarla porque encajaba en el perfil.

Pedro la observa con mezcla de escepticismo y desconcierto, pero finalmente le da la bienvenida formalmente, aunque por dentro sigue dándole vueltas a todo lo que este nombre y esta contratación significan.

Cuando Luis aparece, don Pedro aprovecha para despedirse y caminar lentamente fuera del invernadero, pero se detiene un momento, porque algo no le cuadra. El nombre Cristina Ricarte no es cualquiera, y si Damián está detrás de esto, no es casualidad.

Pedro siente que una parte de su historia está a punto de salir a la luz, y que ese pasado que tanto teme está más cerca que nunca. ¿Será capaz de descubrir la verdadera razón por la que Damián ha acercado a Cristina a la empresa? ¿Qué consecuencias traerá para él y para todos?

Déjanos en los comentarios qué crees que sucederá con María, Andrés, Begoña y don Pedro en esta historia llena de emociones, conflictos y secretos.

Gracias por acompañarnos en este avance exclusivo de Sueños de Libertad. Pronto estaremos de vuelta con un nuevo adelanto que no te puedes perder.

¡Hasta la próxima!