⚠️ Spoiler | La Promesa 597: Lisandro llega al palacio y pone en riesgo la permanencia de Curro
La llegada inesperada de Lisandro, el influyente brazo derecho del rey, sacude los cimientos de La Promesa. Su visita no es una simple cortesía; todos en el palacio, especialmente Alonso, temen que su presencia tenga motivos ocultos. Lisandro ha sido enviado para verificar si Curro ha sido realmente expulsado del palacio, si se le retiró su título de nobleza y si los cambios de funciones se implementaron correctamente. Su llegada eleva la presión y la tensión en todo el palacio. Conocido por ser un hombre frío y arrogante, Lisandro examina no solo el protocolo del palacio, sino también el comportamiento de los empleados, el orden y el cumplimiento de las responsabilidades. Su presencia genera un ambiente de pánico evidente entre todo el personal, especialmente en la cocina. Simona se esfuerza por mantener el orden, mientras que Candela empieza a pensar dos veces cada uno de sus movimientos por la ansiedad que siente. Rómulo percibe la gravedad de esta visita y lanza un llamado a la disciplina, como si declarara un estado de emergencia entre todo el equipo de servicio.
El secreto de que Curro sigue en el palacio como un simple sirviente ha sido cuidadosamente ocultado. Alonso ha hecho grandes esfuerzos para mantener esta situación fuera del conocimiento de la realeza. La pérdida del título nobiliario por parte de Curro podría haber sacudido el equilibrio político y la reputación del palacio, por lo que Alonso solo ejecutó un plan de expulsión ficticio, más simbólico que real. Sin embargo, con la llegada de Lisandro, este gran secreto se desvela rápidamente. Lisandro, observador meticuloso de cada detalle en La Promesa, pronto se da cuenta de que Curro sigue allí. Al haberlo visto en ceremonias reales en el pasado, lo reconoce de inmediato cuando lo ve cerca de las cocinas, vestido con ropa de servicio. Al encontrarse con él en uno de los pasillos del palacio, Lisandro no duda en lanzarle palabras duras y despectivas frente a todos. Las actitudes altaneras y autoritarias de Lisandro pronto enrarecen aún más la atmósfera en el palacio. En particular, las expresiones burlonas y condescendientes que usa al cuestionar el estatus de Curro colocan a este último, y a quienes lo apoyan, en una posición muy comprometida.
Leocadia empieza a buscar la manera de aprovechar esta visita en su favor, mientras que Lorenzo ve en esta situación una oportunidad para ejercer presión sobre Curro. Las palabras de Lisandro se clavan en el corazón de Curro como un puñal, y todos los presentes guardan un silencio profundo. Curro se siente humillado, pero decide tragarse su orgullo. Ahora sabe exactamente por qué lucha: descubrir la verdad detrás de la muerte de Jana.
Cuando Alonso se entera de este enfrentamiento, se encuentra bajo una enorme presión. En su intento de preservar el prestigio del palacio, queda atrapado entre su lealtad moral hacia Curro y sus compromisos políticos con la realeza. Mientras Leocadia y Lorenzo ven en este escándalo la ocasión perfecta para lograr la expulsión definitiva de Curro, Catalina y Manuel deciden actuar para apoyarlo. Para Adriano y Catalina, la llegada de Lisandro no representa solo una amenaza en lo que respecta a la situación de Curro, sino también un gran peligro para su matrimonio secreto.

Conectado directamente con la realeza y encargado de supervisar los secretos más profundos del palacio, la presencia de Lisandro coloca a Adriano y Catalina al borde de un riesgo inmenso. Catalina ya está agotada de esconder la verdad. Desea vivir su amor con libertad, estar en el palacio sin tener que ocultar su matrimonio. Toda la presión que ha acumulado dentro de sí alcanza su punto máximo con la presencia de Lisandro. Justo cuando todo está a punto de descubrirse, Catalina toma una decisión: pase lo que pase, revelará la verdad y confesará su matrimonio ante todos. En cuanto expresa su intención, Adriano y Martina intervienen de inmediato.
Martina le advierte que esa revelación no solo pondría en peligro a Adriano, sino también el futuro del palacio e incluso las delicadas relaciones que Alonso mantiene con la realeza. Porque Lisandro no es solo un observador: tiene vínculos directos con quienes toman decisiones en la corona. Adriano, por su parte, toma la mano de Catalina e intenta convencerla de ser paciente. “Nadie quiere ocultarte, pero este no es el momento”, le dice. Porque ante los ojos de Lisandro, un pequeño error podría convertir a toda la familia en blanco de represalias.
Mientras tanto, Lope y Curro se dirigen nuevamente a la joyería que guarda pistas sobre los secretos del pasado de Cruz. Esta vez están mucho más preparados y no piensan retirarse sin obtener respuestas. Sin embargo, Curro no quiere que Ángela se involucre en esta peligrosa investigación. Le pide que permanezca en el palacio, ya que lo que están a punto de descubrir no solo amenaza el pasado, sino también el futuro. Pero Ángela, guiada por su intuición, decide seguirlos en secreto. No quiere dejar solo a Curro, ni permitir que enfrente esa sombra que lo persigue sin su apoyo.
Por eso, sin que ellos lo noten, los sigue hasta la joyería. Justo cuando Curro y Lope están interrogando al joyero, Ángela entra inesperadamente y se presenta sin dudar como la prometida de Curro. Su audaz declaración sorprende tanto a Curro como al joyero. Curro, aunque desconcertado