📺 RTVE La Promesa 607: Leocadia’s Death Trap: Eugenia on the Brink of the Abyss!

Spoiler detallado del episodio 607

La oscura conspiración urdida por Lorenzo y Leocadia contra Eugenia sigue tomando forma y sus consecuencias comienzan a ser devastadoras. La salud mental de Eugenia se deteriora a pasos agigantados, empujándola hacia un punto crítico. El sabotaje en secreto de su medicación, combinado con manipulaciones constantes, está logrando que sus recuerdos se confundan, sus decisiones pierdan firmeza y su noción de la realidad se torne cada vez más borrosa.

Pese a los esfuerzos de Eugenia por mantenerse en pie y recuperar su autonomía, se enfrenta a una batalla mental que no puede ganar por sí sola. Desde fuera, quienes la rodean solo ven a una mujer inestable, con emociones cambiantes y decisiones erráticas. Pero tras esa fachada, se esconde una víctima atrapada en una red cuidadosamente tejida.

Leocadia es quien lleva las riendas de esta intriga desde las sombras. Aunque mantiene su rol de aliada leal y colaboradora diligente, sus verdaderas intenciones están muy lejos de lo que aparenta. Cada palabra suya, disfrazada de consejo amable, está diseñada para minar la estabilidad de Eugenia y acelerar su caída. La mantiene cerca, ganándose su confianza, mientras introduce hábilmente dudas y temores que la aíslan del resto.

Uno de los movimientos más recientes y venenosos de Leocadia ha sido fomentar la desconfianza entre Eugenia y su nieta Catalina. Sembrando la sospecha de que Catalina no la respeta, que conspira a sus espaldas y que desea arrebatarle su lugar en el palacio, ha logrado abrir una grieta entre ambas. La ya frágil mente de Eugenia empieza a interpretar cada gesto y cada palabra de Catalina como amenazas veladas, y donde antes veía cariño, ahora solo percibe traición.

Mientras tanto, en otro rincón de La Promesa, la inminente partida de Emilia preocupa profundamente a Catalina y a Pía. Para ambas, Emilia se ha vuelto una figura clave: una presencia materna para Catalina y un pilar de calma y sabiduría para Pía. Juntas, deciden urdir un plan que permita retener a Emilia un poco más. Catalina finge una recaída en su estado de salud, alegando una debilidad heredada de su madre. Usan esta excusa para justificar la necesidad de que Emilia continúe a su lado, alegando que su cuidado es indispensable antes de acudir a un médico externo.

Este ardid consigue su objetivo: Emilia permanece algunas semanas más en el palacio. Pero su presencia reabre viejas heridas en Rómulo. El reencuentro con su antiguo amor despierta recuerdos de un pasado truncado por el deber. Aunque él había asumido que Emilia rehízo su vida con otra persona, una revelación inesperada durante una conversación íntima cambia el curso de sus sentimientos. Ese momento da sentido al dolor que ambos han arrastrado durante años.

Paralelamente, Curro continúa su meticulosa investigación sobre el origen del cianuro, convencido de que su presencia no es un accidente. Sabe que no es una sustancia cualquiera: su adquisición está estrictamente regulada y requiere permisos especiales. Esto lo lleva a sospechar que hay una red oculta, ya sea dentro del palacio o conectada desde el exterior, que facilitó el acceso a este veneno letal.

Pía, por su parte, fue la primera en comprender la gravedad de la situación. Tiene claro que la muerte causada por cianuro no puede ser obra de una impulsiva explosión de ira, sino que apunta a un asesinato calculado y profesional. Guiada por su intuición, empieza a atar cabos: lo que hay detrás no es una simple venganza, sino una trama más oscura que amenaza con desestabilizar a todos en La Promesa.

En este contexto de intrigas y secretos, María Fernández empieza a cuestionarse los motivos detrás del repentino alejamiento de Samuel de su vocación religiosa. Hay algo que no le cuadra, y un nombre resuena en su mente: Petra. La cercanía súbita de Petra con Samuel contrasta fuertemente con la frialdad que siempre le mostró. Para María, este cambio no es genuino; más bien, parece una táctica para manipularlo emocional y espiritualmente.

Aunque comparte sus sospechas con su amiga Teresa, esta se muestra escéptica. A su parecer, Petra puede ser estricta, pero no al punto de arruinarle la vida a un joven como Samuel. Sin embargo, María está convencida. Ha observado con atención los comportamientos, las conversaciones y el aislamiento progresivo de Samuel. Todos los indicios apuntan a que Petra es la responsable del conflicto interno que él enfrenta.

Determinada a proteger a Samuel, María decide actuar. Ya no se conformará con simples teorías: quiere pruebas. Se convierte en una observadora silenciosa, atenta a cada gesto y palabra de Petra, decidida a desentrañar sus verdaderas intenciones. Esta vez no lo hace solo como amiga, sino como una guardiana del bienestar de Samuel, dispuesta a todo para evitar que se pierda en una vida que no eligió por voluntad propia.