Spoiler: “En la vida hay mentiras que destruyen familias enteras” – La Promesa 636
En los capítulos más recientes de La Promesa, se revela una historia del pasado que ha comenzado a pasar factura en el presente, poniendo en jaque la estabilidad emocional de uno de sus personajes más sufridos: Ricardo Pellicer. A lo largo de su vida, Ricardo ha sido un hombre marcado por el abandono, el sacrificio y, sobre todo, por una mentira que cambiaría para siempre el destino de su familia.
Desde muy joven, Ricardo enfrentó una tragedia emocional: su esposa Ana lo dejó cuando su hijo Santos era apenas un niño. Pero lo más doloroso no fue la separación, sino el motivo. Ana no se marchó por desesperación ni por necesidad, sino por amor… amor hacia el cuñado de Ricardo, Juan Antonio. Este hombre, sin escrúpulos, no solo rompió un matrimonio, sino que destruyó dos familias al arrastrar a Ana lejos de su marido y su hijo.
Ricardo, sumido en la vergüenza y el dolor, tomó una decisión crucial: ocultar la verdad a su hijo. Le hizo creer que Ana había muerto, convencido de que esa mentira piadosa sería menos cruel que confesarle que había sido abandonado por su madre. Desde entonces, Ricardo se volcó en criar a Santos, y también se hizo cargo de su hermana y sus sobrinos. Pero el joven creció con un carácter conflictivo, rebelde y con desprecio hacia su padre, lo que convirtió su relación en una lucha constante.
Décadas más tarde, la verdad comenzó a resquebrajarse. Petra, siempre metida en los secretos ajenos, se propuso encontrar a Ana y, para sorpresa de todos, lo logró. La trajo de regreso al Palacio de los Luján. La aparición de Ana, extravagante y decidida a recuperar el cariño de su hijo y el amor de su exmarido, desató una tormenta. Santos sintió que toda su vida había sido una farsa. El resentimiento hacia su padre se hizo aún más profundo. Y como si eso no fuera suficiente, Ana no tardó en cometer un grave error que la terminó de condenar.
Intentando ganarse el aprecio de todos, Ana cruzó una peligrosa línea: fue a casa de Beni, la mujer del molinero, y tomó al hijo de Pía Adarre fingiendo haberlo rescatado en el camino. Esta jugada para quedar como heroína no le salió bien, ya que Vera descubrió el engaño. Ana fue desenmascarada y, avergonzada, huyó del pueblo… llevándose consigo a Santos. Él, dolido por todo lo ocurrido y aún enfrentado con Pía, decidió renunciar a su trabajo y marcharse con su madre, dando por cerrada esa etapa de su vida.
Pero la historia da otro giro inesperado: Santos ha regresado. Solo. Su reaparición ha despertado nuevas dudas y una sospecha que va cobrando fuerza: hay una nueva mentira en juego. Ricardo, con la intuición de un padre que nunca se apaga, confronta a su hijo preguntándole si ha pasado algo con Ana. Santos lo niega, pero su rostro, su actitud esquiva, y su mirada delatan que algo esconde. Todo indica que algo serio ha sucedido con Ana.
Mientras tanto, Santos vuelve a su actitud hostil hacia Pía, señalándola como entrometida en su vida. Su regreso, lejos de traer paz, parece haber reabierto viejas heridas. ¿Ha sucedido algo grave con Ana? ¿Está enferma? ¿Se ha marchado nuevamente? ¿O ha cometido un error aún más imperdonable que el anterior? El misterio crece y todo apunta a que estamos ante una nueva gran mentira, tal vez aún más devastadora que la primera.
Lo cierto es que el futuro de Ricardo, Pía y Santos vuelve a estar en el aire. Las piezas del pasado están siendo recolocadas y podrían cambiarlo todo. ¿Logrará Ricardo perdonar a su hijo? ¿Pía y él podrán retomar su historia de amor? ¿O Ana, desde la distancia o el olvido, seguirá marcando sus destinos?
En La Promesa, las mentiras no permanecen enterradas para siempre. Algunas regresan disfrazadas, listas para cambiarlo todo… otra vez.