🔥 Sueños de Libertad – Capítulo 320
“María y Don Pedro: Una alianza peligrosa para destruir a Begoña”
En este intenso capítulo de Sueños de Libertad, las alianzas oscuras y las heridas del pasado emergen con fuerza, tejiendo una red de intrigas que amenaza con destruirlo todo. Desde el inicio, el ambiente está cargado de tensión. Don Pedro, furioso, enfrenta a María tras descubrir que ella ha tomado decisiones importantes sin consultarle. En concreto, le recrimina haber involucrado a Begoña en una denuncia anónima enviada a la Guardia Civil, que la señala como presunta responsable de la muerte de Jesús.
María no se esconde. Admite que fue ella quien envió la información. Con determinación y sin titubeos, le dice a don Pedro que alguien tenía que tomar las riendas y hacer justicia, aunque eso implicara tomar acciones arriesgadas. Para ella, Begoña ha estado ocultando algo grave desde la muerte de Jesús, y era hora de exponerlo. Sin embargo, don Pedro, preocupado por su reputación y por su inminente boda con Digna, la reprende duramente. “No quiero más líos antes de casarme”, le advierte, dejando claro que está más interesado en mantener las apariencias que en buscar la verdad.
La conversación termina de forma abrupta. Don Pedro cuelga el teléfono con rabia, dejando a María sumida en una mezcla de orgullo, dolor y miedo. Lo que parecía un plan bien calculado ahora empieza a tambalearse. Pero lo peor aún está por venir.
Más tarde, Andrés irrumpe en la habitación de María sin previo aviso. Ella, sorprendida y molesta, lo recibe con frialdad. “Ese ya no es tu cuarto”, le espeta mientras se mira en el espejo. Pero Andrés no ha venido por cortesía. Tiene sospechas. Sabe que María está involucrada en el intento por incriminar a Begoña y quiere confrontarla de una vez por todas.
Con determinación, Andrés comienza a revisar sus cosas y encuentra una nota que lo confirma todo. La acusa directamente: “Tú enviaste la carta a la Guardia Civil. Tú hiciste la llamada anónima”. María, sin poder disimular más, se lanza hacia él y le arrebata el papel de las manos. “¡Sí! Fui yo”, grita. Ya no hay vuelta atrás. La verdad ha salido a la luz.
La discusión se vuelve cada vez más feroz. María justifica sus actos afirmando que escuchó una conversación entre Andrés y Begoña sobre Jesús, y que eso le pareció suficiente para actuar. “Fuisteis tan torpes que no notaron que los estaba escuchando”, dice con tono burlón. Andrés, dolido e indignado, le recrimina su falta de escrúpulos. “Te da igual culpar a alguien inocente con tal de salirse con la tuya”, le grita. Pero María no cede. “¿Y tú cómo sabes que es inocente? Jesús merece justicia”, responde sin piedad.
La conversación revela más que resentimientos personales: es un choque de valores, de visiones opuestas sobre la justicia y la moral. Para María, la verdad puede moldearse según sus intereses. Para Andrés, la verdad es una línea sagrada que no puede cruzarse. Él conoce a Begoña, sabe que no mentiría, y no está dispuesto a permitir que sea sacrificada por una venganza disfrazada de justicia.
María, sin embargo, está dispuesta a ir hasta el final. Incluso amenaza con presentarse en la boda de la tía de Andrés, sabiendo que su presencia causará escándalo. Él, lleno de rabia contenida, le exige que desaparezca de su vida y de la familia. “Mañana te quiero fuera de esta casa”, le dice con firmeza.

María intenta resistirse. “Soy tu esposa, tengo los mismos derechos”, le recuerda. Pero Andrés la desafía. “Si no haces lo que te digo, contaré toda la verdad. Le diré a la Guardia Civil que tú mataste a Víctor Sarate”. La tensión alcanza su punto máximo. Ella, intentando mantener la compostura, le responde que no tiene pruebas. Pero Andrés no se inmuta: “Esta vez no me temblará el pulso”.
Ambos se lanzan acusaciones feroces, recordándose las heridas del pasado. Andrés menciona cómo fue injustamente acusado y no está dispuesto a que Begoña viva lo mismo. María, por su parte, se agarra a lo poco de poder que le queda, recordándole que tiene influencia sobre las decisiones de Julia. Es un último intento por recuperar el control, pero Andrés ya ha tomado una decisión.
“Esta vez nada ni nadie me va a detener”, le dice antes de marcharse, dejando a María sola, temblando, sabiendo que su juego se le ha ido de las manos.
Este episodio marca un antes y un después en la historia. Lo que comenzó como un intento por “hacer justicia” ha derivado en una guerra interna que amenaza con destruir a todos los involucrados. Don Pedro, María y Andrés están en una encrucijada, y Begoña, que hasta ahora ha sido víctima silenciosa de las decisiones de los demás, se encuentra en el ojo del huracán.
Las preguntas que quedan en el aire son muchas. ¿Cumplirá Andrés su amenaza? ¿Se atreverá realmente a denunciar a María por el asesinato de Víctor Sarate? ¿Y qué papel jugará Don Pedro, atrapado entre su boda, la lealtad a su familia y la verdad incómoda que se niega a ver?
Con un guion cargado de giros emocionales, traiciones inesperadas y secretos a punto de explotar, este capítulo 320 confirma que Sueños de Libertad no solo es un drama familiar, sino una batalla por la verdad, donde cada decisión tiene consecuencias devastadoras.