Hola amigos, hoy les traigo el avance del capítulo 329 de Sueños de Libertad (SPOILER)
La tensión no deja de aumentar en Sueños de Libertad, y el capítulo 329 se convierte en un torbellino de emociones y revelaciones que sacuden los cimientos de todos los personajes, especialmente de Don Pedro, Damián, Andrés e Irene. La historia nos arrastra desde los enfrentamientos en la fábrica hasta una confesión devastadora que puede destruir definitivamente los lazos familiares.
La jornada comienza en las oficinas de la fábrica. Don Pedro sorprende a Damián recogiendo unos documentos y, sospechando una intención oculta, le pregunta si se va. Damián, visiblemente molesto, le responde que no tiene por qué darle explicaciones, recordándole que él también es dueño de esa empresa. Don Pedro, que ya venía con una confrontación en mente, lo acusa de haber contratado a nueva gente sin consultarlo. Damián, lejos de negarlo, lanza una provocación: le pregunta si no ha notado el parecido de la nueva chica con alguien muy cercano, insinuando su conexión con Irene.
En ese instante, el ambiente se tensa aún más. Pedro, sorprendido, entiende que Damián ha estado husmeando en su pasado, y peor aún, en el de su hermana. El enfrentamiento escala rápidamente. Damián admite sin rodeos que investigó todo sobre Pedro, incluyendo lo relacionado con Irene, su hija y la verdad que Pedro ha mantenido oculta durante años. Don Pedro lo acusa de meterse con su familia, a lo que Damián, con tono desafiante, responde que no ha hecho nada que Pedro no haya hecho antes. El intercambio de reproches se intensifica hasta que Don Pedro lo llama chantajista y miserable.

En ese momento, Damián revela lo que realmente busca: aunque desea el amor de Digna, ya ha aceptado que no lo obtendrá. Lo único que exige ahora es recuperar la empresa. Don Pedro, furioso, se niega rotundamente, acusándolo de querer vengarse a costa del bienestar de su hermana. Pero Damián lanza una frase lapidaria: “Tú ya le arruinaste la vida a Irene.” Pedro intenta justificar sus decisiones pasadas como actos de protección, pero reconoce que si ella se entera, jamás lo perdonará.
El enfrentamiento queda en suspenso, con la amenaza latente de que Damián revele toda la verdad. Pedro, con serenidad forzada, le dice que diga lo que quiera, pero que su única motivación será el odio, mientras él seguirá luchando por ganarse el perdón de su hermana.
Mientras tanto, en otro punto de la trama, Joaquín, tras escuchar las acusaciones de Damián, decide hablar con Andrés. Primero, se interesa por el estado de María. Andrés, con el alma en los pies, confiesa que ya no hay esperanzas: los médicos han confirmado que María no volverá a caminar. Joaquín expresa su tristeza y empatía, reconociendo lo duro que debe ser afrontar una vida de dependencia tan joven.
Sin embargo, la conversación toma otro rumbo cuando Joaquín menciona las sospechas sobre la muerte de Jesús. Andrés le confirma que tanto él como su padre creen que Don Pedro está implicado, que Jesús descubrió una transferencia sospechosa entre Gorriz y su hermana, y que fue eliminado antes de revelar más. Andrés incluso le entrega un documento como prueba: una copia de dicha transacción.
Joaquín, aún incrédulo, intenta defender a Pedro, pero Andrés insiste. Cree que todo fue un plan para sabotear la empresa desde dentro y así justificar el regreso de Don Pedro al poder. Joaquín, aunque duda, reconoce que muchas piezas encajan: el comportamiento de Gorriz, su repentina desaparición, y una última reunión con Pedro en el pozo viejo, justo antes de esfumarse. La incertidumbre crece.
La escena final de este capítulo nos lleva al momento más desgarrador. Don Pedro regresa a casa decidido a enfrentar la situación con Irene. La encuentra sentada, y con tono suave le pregunta si se siente bien. Irene responde con frialdad. Pedro, entonces, le abre el corazón: le cuenta que cuando se enteró de su embarazo, buscó un lugar seguro donde dar a luz, y se aseguró de que su hija fuera adoptada por una buena familia. Le pide que entienda sus motivos. Irene, sin embargo, no le responde de inmediato. Está dolida, en shock.
Pero cuando por fin habla, lo hace con un dolor profundo. Le dice que ya lo sabe todo. Damián le reveló que Cristina Ricarte, la nueva ayudante en el invernadero, es su hija. Pedro intenta disculparse, pero ya es demasiado tarde. Irene no puede entender cómo pudo ocultarle algo tan esencial durante tantos años. Le recrimina el haberla dejado sufrir sola, sin consuelo ni esperanza, mientras él guardaba ese secreto.
Pedro trata de justificarse: lo hizo por miedo, por temor a que Irene intentara buscar a su hija y pusiera en riesgo su vida. Pero ella ya no quiere escuchar más. Entre lágrimas, le dice que lo que ha hecho no tiene perdón. Que no podrá olvidar ni perdonar jamás el engaño. Y esta vez, habla en serio.
El capítulo cierra con Irene marchándose, mientras Pedro queda solo, devastado, entendiendo que el daño está hecho y quizás ya no haya vuelta atrás.