Spoiler: Hola amigos, bienvenidos a un adelanto especial de Sueños de Libertad

En este episodio, María ha reflexionado y desea que Andrés retome su lugar en la fábrica, pero surge la duda: ¿lo hace realmente por su bienestar o simplemente para contrariar a Don Pedro? Además, una gran interrogante aparece: ¿podrá Joaquín recuperar la confianza de su madre después de todo lo ocurrido?

La historia comienza con una conversación tranquila entre María y Raúl, quienes comparten un momento cercano. Raúl, animado y sonriente, le cuenta que ha recibido varias visitas: Gema vino ayer, y hoy llegaron Digna y su esposo. Han sido días bastante movidos. María responde con una sonrisa leve, admitiendo que fue agradable ver caras nuevas, aunque sospecha que la visita de Gema no fue casual. Raúl no responde y solo acomoda una manta sobre las piernas de María para que no pase frío. Agradecida, María confiesa que necesitaba hablar con Gema para saber si su amistad sigue intacta, si todavía le importa tanto como ella le importa a ella.

Raúl, honesto, pregunta si ya han arreglado sus diferencias, a lo que María responde que se ha dado cuenta de que se necesitan mutuamente y deben apoyarse, ya que Gema también atraviesa un momento difícil. Raúl se conmueve, pero María asegura que, al contrario, le alegra haber podido conversar con ella.

En ese instante llega Andrés, y al ver a María, sonríe y le dice feliz que es un placer verla nuevamente en la planta. María responde que Raúl fue amable al ayudarla. Andrés agradece a Raúl por cuidarla, quien responde que está dispuesto a ayudar en lo que haga falta. Luego Raúl se despide y los deja solos.

Andrés se sienta junto a María, y ella, con sinceridad, le dice que la visita de Don Pedro y Digna le hizo reflexionar y ver las cosas desde otra perspectiva. Andrés, interesado, pregunta a qué se refiere. María explica que han sido atentos con ella, igual que Gema y él mismo, y que no es justo que responda con enojo o malos gestos.

Andrés se sorprende, pero María continúa decidida: debe aceptar su situación y concentrarse en lo que todavía puede hacer. Andrés le dice que le alegra oírla hablar así y pregunta qué tiene en mente. María responde que quizás quiera retomar sus clases de piano, que dejó solo para contrariar a su padre, y cree que ahora es un buen momento para volver a ellas. Andrés, cómplice, le ofrece contactar a un profesor que podría ayudarla.

Luego María adopta un tono más serio y firme y le dice que él también debería retomar su vida y regresar a la fábrica. Andrés duda, cree que tal vez es pronto, y recuerda que la última vez que lo intentó fue complicado. María lo interrumpe con determinación y le promete que eso no volverá a pasar, insiste en que debe volver a la oficina y recuperar su rutina. Andrés expresa temor a estar solo, pero María lo tranquiliza asegurando que estará acompañada por Teresa, Manuela, Raúl y que Digna prometió visitarla de vez en cuando. Si surge algo, le llamarán, y la fábrica está cerca.

Con dulzura y convicción, añade que la empresa lo necesita, que es muy valioso, y nadie debería pensar lo contrario. Andrés, emocionado, pregunta si está segura. María responde afirmativamente y le dice que regrese a la fábrica, que ella estará bien. Andrés sonríe, todavía con algo de inseguridad, pero conmovido, y acepta pasar más tarde por la fábrica para ponerse al día, agradeciendo su generosidad.

Por otro lado, tras reunirse con Pontón sin obtener pistas sobre Gorris, Joaquín decide arriesgarse y visitar a su madre, Digna. Al verla, la saluda con una sonrisa amable y le dice que tenía una reunión cerca y quiso pasar a verla. Digna, feliz por la visita inesperada, le invita a quedarse a comer. Joaquín acepta con algo de duda, pero ella asegura que para una madre nunca es molestia pasar tiempo con su hijo.

Luego, en un tono más serio, Digna le pregunta si todavía desconfía de Pedro. Joaquín finge seguridad y responde que ese tema ya está cerrado para él. Ella sonríe y lo invita de nuevo a quedarse a comer. Mientras Digna se retira a la cocina, Joaquín aprovecha para buscar entre los papeles y cajones de Don Pedro, buscando pruebas que vinculen a Pedro con Gorris. Encuentra unas libretas bancarias y las examina con atención, esperando descubrir algo.

Pero justo cuando Digna regresa y lo encuentra con las manos en el cajón y las libretas abiertas, Joaquín intenta disimular, aunque ya es tarde. Ella, decepcionada, dice saber por qué está ahí. Joaquín nervioso responde que solo quería investigar un poco. Digna lo interrumpe con firmeza, diciéndole que solo busca confirmar sus sospechas, a pesar de que dijo haber dejado ese tema atrás.

Joaquín insiste convencido de que su padre pagó a Gorris para crear el conflicto en la fábrica y luego lo ayudó a huir a Venezuela con su familia. Digna, agotada, le dice que no encontrará nada en esas libretas ni en ninguna otra. Joaquín suplica que debe haber algo, y ella, alzando la voz, le reprocha que sus ganas de hundir a un hombre honesto la están cansando. Joaquín comienza a jurar, pero Digna lo interrumpe enfadada, y piensa lo difícil que es para una madre creer que su hijo la visita con cariño cuando en realidad solo busca pruebas que no existen.

Dolida, le da un consejo: que se aleje de Damián. Joaquín pregunta por qué piensa que él lo manipula en lugar de advertirle sobre una verdad que ella no quiere ver. Digna, al borde de las lágrimas, grita que se vaya de su casa.