Spoiler: “Hola, queridos amigos” (Avance completo del capítulo 348 de Sueños de Libertad)
El episodio 348 de Sueños de Libertad, que se emitirá este miércoles, llega cargado de emociones intensas, tensiones políticas y conflictos familiares que marcarán un antes y un después en la historia.
La escena inicial nos traslada al dormitorio de María. Ella, inmóvil en su cama, observa a Andrés dormir a su lado. Él murmura palabras entre sueños que no pasan desapercibidas: le pide perdón a Begoña. Este susurro es como un puñal para María, que lo despierta con insistencia. Cuando Andrés abre los ojos, aún desorientado, ella lo enfrenta con frialdad: “Me dijiste que estabas angustiado por el robo… pero lo que oí fue otra cosa. ¿De verdad te preocupa más ella que yo?”
Andrés intenta justificarse, diciendo que el ladrón pudo haber hecho daño a cualquiera, pero María, con el corazón herido y la voz cargada de rabia contenida, suelta una frase dura: “Si la hubiera matado, nos habríamos ahorrado muchas complicaciones.” Luego, va al grano: ¿por qué le pedía perdón a Begoña en sueños? Andrés, incómodo, intenta explicarse diciendo que quizá fue por no haberla apoyado cuando ella justificaba a su atacante. Pero María, indignada, ya no tolera más. Le reprocha cómo puede seguir obsesionado con Begoña, incluso en sueños, mientras ella está allí, postrada. Le deja claro que su relación está rota, que él nunca dejó de amar a otra y que ella ya no puede seguir fingiendo.
Andrés, conmovido, trata de calmarla. Le asegura que nunca le ocultó sus sentimientos, que siempre fue honesto, y aunque hoy esté con ella, no puede borrar lo que siente por Begoña de un plumazo. Promete que, con el tiempo, todo cambiará. María, rota por dentro, le responde que su sinceridad no basta.
Mientras tanto, en una cafetería de la ciudad, Pelayo se encuentra solo, cabizbajo, sin tocar su café. Damián llega y rompe el silencio con un comentario jovial, pero Pelayo, serio, le revela que no tiene apetito. El motivo pronto queda claro: ha surgido un nuevo candidato a gobernador civil, Francisco Cárdenas. Damián, sorprendido, admite que había escuchado rumores, pero pensó que eran infundados. Sin embargo, Pelayo confirma la candidatura, y explica que Cárdenas tiene apoyo popular, buena reputación familiar y carisma de sobra. Damián reconoce que será un rival complicado.
Pelayo entonces confiesa tener información comprometedora sobre Cárdenas, pero duda si usarla. Su ética le impide tomar esa vía, aunque sabe que podría cambiar el rumbo de la contienda. Damián, más pragmático, le dice que lo piense bien: si de verdad quiere hacer el bien desde el poder, ¿va a dejar que alguien menos preparado tome el cargo por mantener sus principios intactos? Pelayo queda en silencio, enfrentado a un dilema moral profundo.
De vuelta en la empresa, Gabriel irrumpe en el despacho de Damián con una noticia: ha encontrado en los estatutos una cláusula, la número 23, que puede cambiar el juego. Según esta norma, cualquier miembro de la junta que no esté en plenas facultades mentales, temporal o permanentemente, puede ser suspendido. Gabriel sugiere que utilicen esta cláusula para deshabilitar a María, alegando su intento de suicidio como prueba de inestabilidad mental. Damián, sin dudar, apoya la estrategia. Admiten que no existen certificados médicos, ya que todo se manejó de forma privada, pero Gabriel menciona que la doctora Borrel, esposa del doctor Merino, fue quien la atendió. Damián se compromete a conseguir el certificado que necesitan, cueste lo que cueste.
Ambos brindan por el plan. Damián le expresa a Gabriel su gratitud por ser un miembro valioso de la familia, por estar allí en los momentos cruciales. Gabriel, aprovechando la conversación, le pregunta por su antigua amistad con don Pedro. Damián, tras una pausa, le cuenta que el hijo de don Pedro, Mateo, murió en un accidente en la fábrica. Aunque Andrés no fue el culpable, don Pedro lo responsabilizó por ser jefe de logística y, desde entonces, busca vengarse. Ahora, dice Damián, ha llegado el momento de recuperar el control. La estrategia es clara: restar apoyos a Pedro poco a poco, hasta debilitarlo.
La escena final nos lleva a la oficina de don Pedro. Pelayo, tras mucho meditarlo, decide aceptar la ayuda que le ofreció. Don Pedro lo recibe con cortesía, aunque con prisa. Pelayo va directo al grano: acepta el trato. Don Pedro, satisfecho, abre un cajón y le entrega un sobre con información comprometedora sobre Cárdenas. Además, le da una lista de periodistas afines dispuestos a publicarla. Pelayo, al ver todo tan preparado, comprende que don Pedro ya sabía que él aceptaría. Aunque agradece, lo hace con cierta reserva.
Antes de marcharse, don Pedro le lanza una frase cargada de intención: “Hay que tener amigos hasta en el infierno.” Pelayo, incómodo, responde con una sonrisa forzada: “Esperemos que no lleguemos a tanto.” Y don Pedro remata: “Nunca se sabe. Solo recuerda que ahora me debes una.”
No olviden suscribirse y dejarnos en los comentarios qué opinan sobre esta jugada política, la tensión entre María y Andrés, y el oscuro plan que se está gestando contra Cárdenas. ¡Nos vemos muy pronto con más revelaciones explosivas!