🔥 Sueños de Libertad 308 (Don Pedro quiere quedarse con las acciones de Julia y Andrés se enfrenta a él) – YouTube
SPOILER EXTENDIDO:
En el capítulo 308 de Sueños de Libertad, los conflictos por el control de la empresa alcanzan un nuevo nivel de tensión. Esta vez, el enfrentamiento estelar es entre Don Pedro y Andrés, y el tema central no es otro que las valiosas acciones de Julia.
Todo comienza en la oficina de Don Pedro, donde está conversando con su hermana sobre el caso legal de Miranda. La escena se interrumpe abruptamente con la llegada de Andrés, visiblemente molesto. Sin rodeos, le lanza una acusación: ya sabe de su último movimiento con María y no está dispuesto a callarse. Pedro, sereno pero desafiante, le responde que su intención de comprar las acciones de Julia no es ningún secreto. Sin embargo, Andrés va más allá: lo acusa de querer adueñarse por completo del control de la empresa, y le advierte que cometió un grave error.
Pedro, intrigado, le pregunta a qué se refiere, y Andrés le explica que si su boda con María no hubiera sido anulada por el tribunal eclesiástico, ella ya le habría vendido las acciones. Ahora, la situación legal le impide disponer de ellas libremente. Pedro se defiende diciendo que no tuvo nada que ver con esa decisión, pero Andrés no le cree. Le recuerda que, como esposo, habría tenido poder para frenar esa transacción.
Entonces, Don Pedro menciona una cláusula en el testamento de Jesús: si María no puede administrar sus acciones, estas pasarían a Brosart. Andrés le lanza una frase lapidaria: “Prefiero que terminen en manos de los franceses antes que en las tuyas.”
Pedro intenta apelar a la razón, asegurando que su intención es asegurar el bienestar de Julia. Dice que comprarle las acciones sería la mejor forma de proteger su futuro. Andrés, tajante, le contesta que el futuro de la niña no está en riesgo, pero sí lo está la ambición de Pedro. A partir de ahí, la conversación se tensa aún más.
Pedro cambia de tono e intenta imponer una figura de autoridad, recordándole que pronto será su tío. Andrés no se deja intimidar. Con una mezcla de ironía y advertencia, le responde que espera que su tía, Digna, abra los ojos antes de dar ese paso. La provocación no le cae bien a Pedro, quien responde con sarcasmo, criticando la supuesta inacción de Andrés cuando su hijo estuvo en peligro. Andrés, harto, lo encara directamente: no permitirá que se quede con las acciones mientras él siga con vida.
Más tarde, Andrés se reúne con Marta y Damián. Marta quiere saber si realmente está dispuesto a dejar que Brosart compre las acciones o si solo está usando eso como presión contra Pedro. Andrés le responde sin dudar: prefiere mil veces a los franceses antes que a Pedro como socio. Damián trata de bajarle el tono a la discusión y recuerda que Brosart siempre quiso absorber la empresa. Marta añade que incluso contrataron a Jesús en su momento, y que ahora facilitarles el camino sería un error.
Andrés admite que ya descartó la idea de dejarle el control a Brosart, pero está frustrado: no sabe cómo convencer a María de no venderle a Pedro. Damián le recuerda que la oferta de Pedro es económicamente muy atractiva, pero también sugiere que María podría estar actuando con rencor. Marta interviene señalando que aún no se ha concretado la venta, lo que les da una última oportunidad.
Pero convencer a María parece casi imposible. Entonces, Damián propone una idea inesperada: si no logran convencerla a ella, quizás puedan hacer que Pedro retire su oferta. Marta considera esa opción aún más difícil. Andrés coincide, pero Damián tiene un as bajo la manga: alguien a quien María sí escucha.
En la siguiente escena, Damián se presenta en casa de Digna. Ella abre la puerta, pero mantiene la distancia y no lo deja entrar. Él va directo al grano: está preocupado por las intenciones de Pedro con respecto a las acciones. Digna, tajante, le responde que si tiene algo que decirle a Pedro, se lo diga a él directamente.

Damián insiste: Andrés ya lo intentó sin éxito, y por eso está allí. Digna no entiende qué espera de ella. Él le explica que sabe que a ella también le importa el futuro de Julia, y por eso le pide que hable con Pedro y le pida que se retire del trato. Pero Digna se niega. Desde su punto de vista, la oferta de Pedro no es mala, ya que está dispuesto a pagar el doble, y eso aumentaría el patrimonio de su nieta.
Damián la interrumpe con una pregunta clave: ¿realmente está dispuesta a dejar todo el legado de Julia en manos de Pedro? Digna responde que Pedro ya le prometió que las dejará en herencia a la niña. Damián, firme, le advierte que se equivoca al confiar tanto en él. Nada le garantiza que Pedro no venda las acciones si en algún momento le conviene.
Digna, ya molesta, le pide que no hable mal de su prometido. Damián insiste en que dice lo que piensa, aunque ella no quiera oírlo. Ella lo acusa de tener los mismos intereses que Pedro, de querer controlar las acciones. Pero Damián aclara que no es lo mismo: él es el abuelo de Julia y siempre ha velado por ella. Le pide que haga lo mismo y que no se deje cegar por promesas vacías.
Cuando Damián sugiere que los Merino compren las acciones, Digna se sorprende. ¿Cómo lo harían, si Pedro está ofreciendo el doble? Entonces, Damián le hace una promesa inesperada: él mismo pondrá el dinero que falte. Digna se ríe, creyendo que todo es un intento más de controlarla. Le dice que seguro después le pediría que deje a Pedro o incluso que vuelva con él.
Damián, dolido pero sereno, le responde que no le está pidiendo nada personal. Solo quiere que luchen por el futuro de Julia, con o sin su ayuda. Asegura que no pondrá ninguna condición, algo que —según él— Pedro nunca haría.