Título: “Un nuevo jefe en La Promesa: sorpresa, nervios y un nombre inesperado”
En La Promesa, los rumores sobre quién será el nuevo mayordomo jefe comienzan a inquietar a todos. Las criadas están nerviosas, pero también algo burlonas. Una de ellas, entre ironías, sugiere que deberían recibir al nuevo jefe con aplausos y una sonrisa bien grande, como si estuvieran en un espectáculo, no en un lugar de trabajo. Otra la reprende: aquí no están en un circo. Pero más allá del humor, la impaciencia se apodera del grupo: no entienden por qué están esperando tanto sin hacer nada, mientras las tareas se acumulan.
Entre suposiciones, creen que el señor Pise será nombrado oficialmente, y que en cualquier momento aparecerá junto a doña Leocadia para hacer el anuncio. Pero cuando una de las criadas comenta que aún no ha visto a la señora, se revela que una visita inesperada la ha demorado. Los rumores aumentan y, entre bromas y nervios, incluso alguien sugiere que tal vez el candidato debería haberse puesto su chaqueta nueva para la ocasión, aunque decide guardarla para el momento oficial, como si fuera una boda. Las comparaciones absurdas continúan y generan carcajadas nerviosas entre el grupo.
La tensión alcanza su punto máximo cuando una figura desconocida aparece por el pasillo. Todos se callan al instante. El hombre, con porte serio, pregunta por el ayudante del barón de Valladares. Uno de los presentes cree que se ha equivocado de puerta y se ofrece a acompañarlo. Pero la respuesta del desconocido deja a todos helados: no se ha equivocado en absoluto. Ha sido enviado directamente por doña Leocadia.
Con voz firme y tranquila, el hombre se presenta: “Me llamo Cristóbal Ballesteros y soy el nuevo mayordomo jefe de La Promesa.”
Las miradas se cruzan con sorpresa, incredulidad y hasta cierta decepción. Nadie se lo esperaba. Todo el teatro previo, las bromas, los nervios, el supuesto ascenso de uno de los suyos… todo queda reducido a nada ante la llegada de este nuevo personaje, que irrumpe con elegancia, autoridad y un pasado que todavía está por descubrir.
Con esta escena, La Promesa introduce un giro que cambiará el equilibrio en la casa. Cristóbal Ballesteros llega para imponer su sello, y su sola presencia ya anticipa que nada volverá a ser como antes.