📜 Spoiler – Ha intentado engañarme
En un ambiente cargado de tensión, Manuel encara a Leocadia con una acusación directa: está convencido de que ella ha intentado engañarlo. Antes de que pueda dar más detalles, Leocadia, sorprendida, le pide que explique exactamente de qué la acusa. Manuel no titubea y le revela que acaba de mantener una conversación telefónica muy reveladora con don Pedro Ferré, una charla que él califica como bastante constructiva.
Leocadia intenta mostrarse tranquila, pero Manuel no le da tregua. Le recuerda que, según sus propias palabras, hace apenas un par de días ella mantuvo una conversación con este mismo hombre. Manuel asegura que don Pedro le confirmó que habló con una mujer llamada Leocadia, un nombre que no es precisamente común en la zona. Ella no niega la conversación; al contrario, reconoce que habló con Ferré, aunque lo presenta como algo sin mayor relevancia.
El tono de Manuel se endurece. Para él, la cuestión no es solo la llamada, sino la falta de transparencia. Le pregunta por qué no le informó de inmediato, ya que don Pedro tenía un mensaje importante para él. Leocadia minimiza la situación, diciendo que fue apenas una charla informal, nada que le incumbiera directamente. Manuel no se deja convencer y subraya que cualquier conversación sobre los asuntos en los que ambos están implicados le concierne, y mucho.
Ella admite que podría haberle contado lo sucedido, pero insiste en que no le dio mayor importancia. Explica que Ferré solo le comentó lo satisfecho que estaba con el motor que Manuel le había enviado, algo que él ya sabía. Sin embargo, Manuel le recuerda que esa llamada era para él y que ella, al atender por casualidad, no se molestó en comunicarle el contenido.
Leocadia sigue intentando suavizar el asunto, justificando que creyó que Ferré lo llamaría más tarde con las novedades. Pero Manuel le señala que en esa misma conversación, Ferré le adelantó que estaba en contacto con posibles compradores y que incluso los constructores de aeroplanos más relevantes mostraban interés en invertir en su negocio.
Esa información, para Manuel, era crucial y llevaba días esperándola. Leocadia, por su parte, intenta excusarse diciendo que quizá malinterpretó la relevancia de la charla y que no está habituada a manejar cuestiones técnicas. Manuel, molesto, le dice que no se haga la ingenua, pues no le cree ni una palabra.
Ella finge indignarse, preguntando qué interés podría tener en mentirle y recordándole todo lo que ha hecho por su familia. Manuel reconoce que ha hecho cosas por ellos, pero añade que también ha intentado aprovecharse de él. La acusa de haber ofrecido una segunda aportación de capital a su empresa no por generosidad, sino con el claro objetivo de obtener beneficios. Según él, habló con Ferré, confirmó las ganancias posibles y, entonces, se presentó como la salvadora ofreciendo invertir más dinero a cambio de un porcentaje nada despreciable: el 40% de la empresa.
Manuel asegura que no se deja engañar por ese tipo de estrategias y que tiene claro que su interés era puramente económico. Leocadia intenta cortar la conversación, pidiéndole que deje de hablarle así, y acusa a Manuel de transformar un malentendido en un problema de confianza. Pero él le responde que justamente de confianza se trata… y que él ya no confía en ella.
Como consecuencia, Manuel anuncia que ha decidido cancelar la firma y que no le cederá el porcentaje que ella pretendía adquirir. El silencio se apodera del lugar, interrumpido solo por el ambiente tenso que queda entre ambos. Leocadia, incapaz de revertir la decisión, queda visiblemente afectada, mientras Manuel reafirma su determinación de proteger su empresa y sus intereses, dejando claro que no permitirá que nadie, por cercano que parezca, se aproveche de su trabajo.