❗ Spoiler: En los próximos capítulos de La Promesa

En los capítulos que se avecinan de la serie La Promesa, la tensión en el palacio alcanzará niveles insospechados tras un nuevo y violento enfrentamiento entre Manuel y Alonso. Padre e hijo, ya desgastados por tantas disputas previas, llegarán a un punto de no retorno. Manuel, furioso y decidido, le lanzará al marqués unas palabras durísimas: él tomará el control absoluto de la empresa familiar y no permitirá que Alonso se entrometa más en sus planes. La relación entre ambos quedará pendiendo de un hilo muy delgado.

En medio de esa atmósfera sofocante, Leocadia aprovechará la oportunidad para sembrar el caos. Con su habitual astucia y veneno, se acercará a Manuel justo después de la pelea y le hará una revelación devastadora. En sus manos llevará una carta que, según ella, contiene la verdad más dolorosa de todas. Antes de entregársela, le pedirá que sea fuerte, consciente de que el contenido hará tambalear todos los cimientos del palacio.

Cuando Manuel lea aquellas líneas, quedará petrificado. Cada palabra escrita se clavará en su corazón como un puñal. Lo que parecía una vida de certezas se convertirá en un mar de dudas: Alonso no sería, en realidad, su verdadero padre. El joven, incapaz de procesar de golpe semejante noticia, correrá a buscar al marqués para exigirle explicaciones. El estallido será inmediato. Con la carta en la mano, enfrentará a Alonso, que desconcertado no sabrá cómo reaccionar ante la acusación.

La tensión entre ambos crecerá aún más en los días siguientes. Los criados, desde los rincones del palacio, escucharán discusiones cada vez más violentas y comentarán en susurros que la relación entre Manuel y Alonso está destruida. Cada encuentro se convertirá en un campo de batalla.

La primera gran pelea tendrá lugar durante un desayuno familiar. Manuel, con la pasión que lo caracteriza, intentará convencer a su padre de apostar por la aviación. Con entusiasmo hablará del futuro, de las oportunidades de negocio y de la importancia de adelantarse a los tiempos. Pero Alonso, implacable y rígido, cortará sus ilusiones de raíz. Calificará los proyectos como “locuras costosas” y le recordará que el honor de la familia está por encima de cualquier sueño. Manuel, herido por la incomprensión, replicará con firmeza que el progreso no espera a nadie. Sin embargo, sus palabras chocarán contra un muro inquebrantable.

Lejos de ceder, Alonso se mostrará aún más autoritario. En la biblioteca, Manuel desplegará bocetos, mapas y diseños de aeronaves sobre la mesa con la esperanza de conmoverlo. Pero el marqués responderá con dureza: mientras él tenga el título, nadie financiará esas “máquinas voladoras”. Incluso prohibirá que Leocadia u otros inversionistas intervengan. Esa rigidez solo aumentará la distancia entre ambos.

Leocadia, que escuchará de reojo estas disputas, aprovechará para entrometerse. Con voz seductora dirá que le parece fascinante imaginar el cielo surcado de aviones, lo que irritará a Alonso de inmediato. “No se atreva a alentar a mi hijo en esta locura”, le responderá con furia. La tensión será tan evidente que los criados apenas se atreverán a respirar cuando coincidan todos en el mismo salón.

La situación se agravará en una noche particularmente intensa. Frente a la chimenea encendida, Manuel reprochará a Alonso que lo condena a vivir en su sombra, preso de las tradiciones. Alonso, con mirada fría, replicará que lo prefiere con honor antes que arruinando el apellido de los Luján. La atmósfera del palacio se volverá asfixiante, y los murmullos de los sirvientes confirmarán que padre e hijo ya no pueden ni mirarse sin discutir.

En paralelo, Manuel se encerrará largas horas en su despacho trabajando en sus proyectos de aviación. Rodeado de planos, cálculos y cartas de potenciales inversionistas, seguirá luchando por su sueño, aunque cada día se sienta más solo. En ese contexto, Leocadia irrumpirá en el despacho una mañana con una propuesta tentadora: invertir su propio dinero a cambio de convertirse en socia mayoritaria. Manuel, educado pero firme, la rechazará de inmediato. No permitirá que alguien como ella manipule su proyecto.

La escena se repetirá en numerosas ocasiones. Leocadia aparecerá casi a diario con nuevas promesas: viajes, contactos influyentes, riqueza asegurada. Pero siempre con la misma condición: tener la última palabra en la empresa. Manuel resistirá con dignidad y no cederá. La frustración de Leocadia aumentará hasta transformarse en un plan mucho más oscuro.

Cuando comprenda que Manuel jamás aceptará sus condiciones, decidirá atacar desde otro flanco: el emocional. Redactará una carta imitando la caligrafía de Cruz, la madre de Manuel. El contenido será venenoso: Alonso nunca fue su verdadero padre. Leocadia envejecerá artificialmente el papel y lo presentará como una revelación escondida durante años.

El efecto será devastador. Manuel, al leer la carta, quedará destrozado. Sus ojos pasarán de la incredulidad al dolor y, finalmente, a la furia. Lleno de rabia, correrá al despacho de Alonso para arrojarle la carta en la cara y exigirle la verdad. Alonso, indignado, jurará que todo es mentira y que jamás obligó a Cruz a ocultar nada. Lo instará a hablar con su madre directamente.

La escena será dramática: Manuel, con lágrimas en los ojos, jurará que si la carta es cierta, jamás volverá a llamarlo padre. Alonso, herido, le pedirá que antes de juzgarlo busque a Cruz y escuche su versión. La distancia entre ambos será cada vez más dolorosa.

Al día siguiente, Manuel visitará a su madre en prisión. Lleno de angustia, le arrojará la carta y le exigirá explicaciones. Cruz, al leerla, soltará una risa amarga. Reconocerá enseguida la caligrafía de Leocadia y dirá que todo es una farsa. “Esa mujer es venenosa, hijo. Su objetivo siempre fue dividirte de Alonso”, le dirá con dureza.

El corazón de Manuel se llenará de indignación. Comprenderá que ha sido manipulado vilmente y que estuvo a punto de traicionar a su propio padre por culpa de la villana. Cruz lo animará a ser fuerte, a no dejarse arrastrar por la ambición de Leocadia y a enfrentarla con cuidado.

De regreso al palacio, Manuel llevará consigo no solo la verdad, sino también una rabia ardiente contra Leocadia. La tensión alcanzará un punto insostenible y el público quedará expectante: ¿descubrirá Alonso finalmente toda la magnitud del plan de Leocadia? ¿Será capaz de perdonar a Manuel por haber dudado de él? ¿Y qué consecuencias tendrá para la villana cuando quede al descubierto su mentira?

Los próximos capítulos de La Promesa prometen emociones intensas, enfrentamientos desgarradores y revelaciones que podrían cambiar para siempre la historia de los Luján.