La Promesa, avance del capítulo 653: El Sacerdote, el Coronel y la Apuesta de Ricardo
En los próximos episodios de La Promesa, la tensión alcanzará un punto crítico cuando tres figuras clave de la trama —un sacerdote con más secretos de los que deja ver, un coronel acostumbrado a mover los hilos desde la sombra y Ricardo, cuyo espíritu apostador podría llevarlo demasiado lejos— se enfrenten en una partida que va mucho más allá de simples palabras.
Todo comienza en una tarde aparentemente tranquila, cuando el sacerdote regresa a la finca con un semblante serio. Su llegada no pasa inadvertida: trae consigo un mensaje envuelto en un halo de misterio, algo que, según él, podría cambiar el rumbo de la familia Luján. El coronel, siempre calculador y con un ojo puesto en cada detalle, percibe que las palabras del clérigo esconden un trasfondo que merece ser explotado. Pero mientras ambos intercambian miradas llenas de dobles intenciones, Ricardo, que parece estar en el lugar y momento precisos, decide que esta es la oportunidad perfecta para poner en marcha un plan que lleva tiempo madurando.
La conversación entre los tres hombres comienza de forma cordial, pero pronto se transforma en un duelo de ingenio y estrategia. El sacerdote intenta mantenerse en su papel de mediador, insinuando que todo lo que hace es por el bien común, pero su voz vacila cuando el coronel le recuerda ciertos favores del pasado que aún no ha saldado. Ricardo, por su parte, rompe la tensión con una propuesta que nadie esperaba: una apuesta. No se trata de dinero ni de propiedades, sino de algo mucho más valioso para todos: información.
La idea prende como una chispa en un campo seco. El coronel, intrigado, acepta el reto, mientras que el sacerdote, visiblemente incómodo, trata de desviar el tema, sin éxito. Ricardo fija las reglas: cada uno deberá revelar un fragmento de verdad que hasta ahora haya mantenido oculto, y aquel que aporte la pieza más reveladora se ganará el derecho a dirigir los próximos movimientos dentro de la finca.
Lo que sigue es un juego peligroso en el que cada palabra puede convertirse en un arma. El sacerdote, presionado, confiesa un detalle que involucra a un miembro de la familia en un acto que podría ser visto como una traición. El coronel, sin perder la compostura, revela que ha estado siguiendo de cerca ciertos movimientos financieros sospechosos, sugiriendo que alguien dentro de la casa está desviando recursos para fines propios. Ricardo, cerrando la ronda, lanza una bomba que deja a los otros dos sin palabras: asegura tener pruebas de un acuerdo secreto entre personas que, en teoría, deberían ser enemigas irreconciliables.
Tras esta revelación, la atmósfera se vuelve irrespirable. El sacerdote parece debatirse entre su deber y su supervivencia, mientras el coronel procesa la información y calcula los pasos a seguir. Ricardo, con una sonrisa apenas disimulada, sabe que ha logrado su objetivo: sembrar la duda y posicionarse como el jugador más astuto en un tablero donde la lealtad es tan volátil como la fortuna.
Sin embargo, lo que ninguno de ellos sospecha es que sus palabras no han quedado confinadas a esas paredes. Una presencia silenciosa, oculta entre las sombras del pasillo, ha escuchado cada detalle. Esta persona, cuyo nombre aún no ha salido a la luz, podría usar todo lo oído para desencadenar una serie de acontecimientos que pondrán a prueba las alianzas y expondrán las verdaderas ambiciones de cada uno.
El capítulo promete cerrar con un momento cargado de tensión: una misa en la capilla de La Promesa, donde los tres protagonistas se reencontrarán bajo la atenta mirada de toda la comunidad. Cada gesto, cada mirada y cada silencio estará impregnado de lo que se dijo en aquella conversación privada. Y aunque en público intentarán mantener la apariencia de cordialidad, los espectadores sabrán que tras las sonrisas se esconde una guerra fría que, tarde o temprano, estallará.
La apuesta de Ricardo, lejos de ser un simple juego, se convertirá en el catalizador de una serie de intrigas que podrían redefinir el destino de todos en la finca. Porque en La Promesa, nada es lo que parece, y hasta el acto más inocente puede ser el primer paso hacia una traición irreversible.