Spoiler: Vera pierde su puesto como mayordomo y recibe una humillante “promoción” en La Promesa
La tensión se hace presente desde el primer instante cuando el señor Pellicer es invitado a pasar al despacho… que hasta ese momento era suyo. La conversación con Vera, su nueva superiora, toma un giro inesperado y doloroso que cambiará por completo su rol en La Promesa.
Vera, con tono diplomático pero firme, le informa de entrada que el despacho que ocupaba ya no le pertenece. A partir de ahora será de uso exclusivo de ella. Pellicer, con entereza, deduce que el mensaje va dirigido solo a él, y ella no tarda en confirmarlo. Sin rodeos, le anuncia que considera innecesaria la figura de un segundo mayordomo. El palacio, según su visión, no requiere duplicidad en ese cargo. Y con esas palabras, le arrebata el título que hasta ahora ostentaba con orgullo.
El golpe es seco, sin espacio para apelaciones. Pellicer, sorprendido pero digno, asume que entonces su trabajo ha terminado, que deberá buscar otro empleo. Pero ahí llega otro revés aún más humillante: Vera le aclara que no está siendo despedido. No, su idea es “reubicarlo”.
Su nuevo destino: ayuda de cámara del señor Marqués. Una tarea subordinada, muy por debajo de su cargo anterior, pero que según Vera justifica plenamente ya que él conoce bien los hábitos del Marqués y goza de su confianza. Para endulzar la decisión, le ofrece mantener el mismo salario y unos días para adaptarse. Pero el gesto es percibido por Pellicer como lo que realmente es: un despojo encubierto.
Vera remata con ironía, asegurando que es una buena noticia para él, ya que ahora trabajará más cerca que nunca de su hijo, recientemente ascendido a lacayo. Un intento de disfrazar la degradación con un supuesto lazo familiar, que en lugar de consolar, resalta aún más el agravio.
Esta decisión no solo reordena jerarquías dentro de La Promesa, sino que también pone en evidencia la ambición y la estrategia de Vera, quien se impone con autoridad sobre una figura histórica del servicio. El cambio deja a Pellicer desplazado, dolido, pero aún con dignidad… ¿por cuánto tiempo más?
Los próximos episodios prometen mostrar las consecuencias de esta humillación: ¿aceptará Pellicer este nuevo rol sin oponer resistencia? ¿Buscará recuperar su antiguo puesto? ¿Y qué papel jugará su hijo en medio de esta nueva dinámica de poder?
Una cosa es segura: con Vera al mando, nadie está a salvo en La Promesa.