Spoiler: “Viejos besos, nuevas dudas: ¿y si aún sentimos lo mismo?”
En un episodio cargado de emociones contenidas y memorias del pasado, La Promesa nos regala una escena íntima, tierna y algo melancólica, donde dos personajes reviven lo que fue, enfrentan lo que sienten en el presente, y reflexionan sobre las vueltas del amor. Martina y su interlocutor comparten un momento de vulnerabilidad que podría marcar un antes y un después en su relación.
1. Una noche tranquila, pero con pensamientos inquietos
La escena comienza con una atmósfera tranquila y hogareña. Alguien le ofrece a Martina una infusión o un vaso de leche caliente antes de dormir, un gesto cariñoso, casi maternal. Ella, sin embargo, lo rechaza con amabilidad. Aparentemente todo está bien, pero su tono de voz revela que hay algo rondando en su mente. “Sí… supongo”, dice, sin mucha convicción.
Quien está con ella se da cuenta de inmediato de que algo la preocupa. Martina confiesa que estaba pensando en cómo era la vida en el palacio tiempo atrás, cuando todo parecía más fácil. Los problemas eran menos, la felicidad más presente, y ellos dos… simplemente se escondían por los rincones, besándose como adolescentes que descubrían el amor. Era un tiempo inocente y apasionado, que ahora parece pertenecer a otra vida.
2. Reminiscencias de un amor pasado
A pesar del tiempo, Martina no ha olvidado aquellos momentos. Aunque las cosas han cambiado, y cada uno ha tomado su propio camino, los recuerdos siguen ahí. Ella pregunta si él ha vuelto a sentir algo tan fuerte desde entonces. Pero ahora es él quien duda. Y esa duda lo dice todo.
Martina abre su corazón aún más. Cuenta que, al principio, lo que sintió por Jacobo fue muy parecido a lo que vivió con él. Fue algo intenso, mágico, pero… ya terminó. La chispa inicial se apagó con el tiempo, y lo que queda ahora es nostalgia, incluso tristeza. Aunque parezca extraño estar compartiendo todo eso con su antiguo amor, necesita hablarlo. “Igual te sorprende que te esté contando esto”, admite, con una mezcla de vergüenza y sinceridad.
Él, lejos de incomodarse, le responde con ternura: “No me importa hablar de ello, de verdad”.
3. Preguntas que duelen… o que despiertan sentimientos
Animada por la complicidad del momento, Martina se lanza con una pregunta inesperada: “¿Lo que sientes por Ángela ahora se parece a lo que sentiste por mí en ese momento?”. La pregunta es directa, casi imprudente, y ella misma lo reconoce enseguida. Se disculpa por ser tan indiscreta, pero ya es tarde: la duda está sobre la mesa.
Él, con serenidad, le contesta que no hay problema en hablar de eso. Explica que su relación con Ángela apenas está comenzando, que aún se están conociendo. Pero Martina no lo deja ir tan fácil: “Pero en los comienzos es cuando florece la pasión, ¿no? Así pasó con nosotros”.
Su interlocutor se queda en silencio un segundo, y luego aclara: esta vez es diferente. Lo que vive con Ángela no tiene el mismo impulso inicial que tuvieron ellos dos. No es la misma intensidad, no es el mismo fuego. Martina, con algo de ironía, pregunta si acaso está suavizando las cosas para no herirla, ya que su relación con Jacobo está pasando por un momento frío.
Él lo niega con sinceridad: “No, de verdad que no”. Y aunque lo dice con convicción, la ambigüedad de sus sentimientos sigue flotando en el aire.
4. El amor que se enfría, la esperanza que persiste
Él lamenta sinceramente que la relación de Martina con Jacobo se haya enfriado. Le ofrece palabras de aliento: no tiene por qué ser el final, puede ser solo una fase. Pero ella no está tan segura. Las semanas se han acumulado en silencio, en distancia emocional, y el amor parece haber perdido su rumbo.
Él intenta animarla recordando que todas las parejas atraviesan altibajos, incluso ellos en su momento lo hicieron. “Cada relación es diferente y tiene su propia magia, por eso no se pueden comparar”, dice con una madurez que mezcla la experiencia con un rastro de nostalgia.
Y así, entre recuerdos del pasado, confesiones del presente y un futuro incierto, el capítulo nos deja con una sensación de ternura y ambigüedad. Martina y su antiguo amor siguen unidos por algo que tal vez no ha desaparecido del todo. Quizás aún queda una chispa por revivir. Quizás no. Pero lo que es seguro, es que las emociones no mienten. Y en La Promesa, nada está dicho hasta el final.
5. Un adiós sin cerrar del todo
La música suave que acompaña la escena refuerza esa sensación de nostalgia y cercanía. Aunque no se besan, ni se prometen nada, la conversación ha abierto una puerta. Una puerta que quizás nunca se cerró por completo. El pasado sigue presente, y el futuro… está lleno de posibilidades.
Con este episodio, la serie nos recuerda que los sentimientos no se apagan fácilmente, que lo vivido deja huella, y que a veces, las segundas oportunidades surgen cuando menos lo esperas. ¿Será este el inicio de una nueva historia entre ellos? ¿O solo un momento para recordar lo que fue? Lo sabremos muy pronto, en los próximos episodios de La Promesa.