UN MES SIN JANA – La Promesa Serie Review #LaPromesa

Ha pasado un mes desde la trágica muerte de Jana (Hann) en La Promesa, y los efectos de su ausencia comienzan a sentirse con fuerza en la narrativa de la serie. Al principio, parecía que la historia podía avanzar sin ella. Pero ahora, tras varios capítulos, se hace evidente: el vacío que dejó Jana no ha sido llenado ni por Manuel ni por Curro, quienes han asumido un peso desigual en la trama. Mientras Manuel aparece en historias que parecen de relleno, Curro se ha visto envuelto en conflictos más intensos, pero sin una coherencia narrativa firme.

Lo interesante es que, aunque Jana ya no está, su legado y su misterio continúan presentes. La historia de Dolores, que fue clave en la vida de Jana, sigue sin estar completamente aclarada. Recordemos que fue Cruz quien, según sus propias palabras, le reveló toda la verdad a Jana. Esta afirmación cobra fuerza cuando, más adelante, vemos cómo Cruz sostiene lo mismo en una conversación privada con Leocadia, ya sin público ni intención de manipular. Eso indicaría que Leocadia sí estuvo implicada en lo sucedido con Dolores, aunque la serie todavía no se atreve a mostrarla abiertamente como la nueva gran villana.

Esto nos deja en una zona ambigua: todo apunta a que Leocadia fue clave en la desaparición de Jana, pero la historia aún no da el paso definitivo de colocarla como la antagonista principal. A diferencia de Cruz, que fue un claro obstáculo en la vida de Jana desde el primer momento, Leocadia parece una figura en la sombra respecto a Curro, quien en teoría debería tener ahora su propia “Cruz”. Sin embargo, tras 30 episodios desde la muerte de Jana, Leocadia y Curro casi no han tenido interacción directa, lo que debilita mucho esa tensión dramática.

Y si analizamos la evolución de Jana a lo largo de los capítulos, la situación se vuelve más clara. A pesar de haber sido una protagonista de largo recorrido (más de 550 episodios), solo una pequeña fracción de la serie se centró realmente en su historia personal, especialmente todo lo que tenía que ver con el misterio de Dolores, su pasado y la identidad de Curro. Aproximadamente, solo unos 70 capítulos profundizaron de forma directa en estos temas. Eso representa apenas un 15-20% del total de su tiempo en pantalla. Así que cuando Jana muere, muchos arcos quedan inconclusos, o resueltos de forma apresurada y sin la profundidad que merecían.

Por otro lado, la trama de Curro sí ha avanzado más en pocas semanas que la de Jana en muchos meses. Desde que falleció Jana, Curro ya ha tenido un accidente relacionado con su posible asesino, ha comenzado a investigar por su cuenta, y ha descubierto que fue un envenenamiento lo que acabó con la vida de su amiga. Además, el médico que podría haberlo confirmado ha muerto misteriosamente, lo que refuerza la teoría del crimen. Así que en términos de ritmo narrativo, el caso de Jana avanza más ahora que cuando ella estaba viva. Pero lo hace con una estructura más pobre: faltan las escenas clave que den peso al drama, como las que sí tuvimos con Dolores y Tomás en temporadas anteriores.

Y si a eso le sumamos que el resto de tramas no están en su mejor momento, el balance del último mes es, cuanto menos, irregular. Las líneas argumentales paralelas parecen estancadas o desconectadas del hilo central. Ana, por ejemplo, personaje nuevo, no termina de encajar, y su presencia ha generado más desgaste que aportes: ha desdibujado a Ricardo, ha hecho más antipático a Santos y ha diluido la presencia de personajes secundarios antes bien definidos como Pía o Petra. Incluso el servicio, que solía tener historias vibrantes, ahora parece atrapado en un bucle sin salida. Y en el ala noble, sin Cruz, la trama de la alta sociedad está completamente desangelada.

Este mes sin Jana, en resumen, comenzó con fuerza. Las dos primeras semanas —con capítulos dobles y una sensación de urgencia— nos hicieron pensar que se venía un giro fuerte. Pero desde entonces, la narrativa ha perdido ritmo y enfoque. El misterio de Jana se estanca, las historias secundarias no capturan, y la sensación general es de parálisis. Incluso el nuevo “relevo” de protagonistas —con Curro y Ángela emergiendo— aún no ha conseguido llenar el vacío que dejó el personaje central de la serie.

En definitiva, el mes sin Jana ha dejado claro que su ausencia no solo es emocional, sino estructural. La serie todavía no ha encontrado un nuevo eje sólido y convincente sobre el cual girar. Y aunque hay avances puntuales y momentos de tensión, la historia necesita reencontrar su corazón narrativo. Queda por ver si en los próximos episodios se toma la decisión de convertir a Leocadia en la nueva gran villana, si se revitalizan las tramas paralelas o si La Promesa nos sorprende con algún regreso inesperado o revelación que recupere la intensidad que tuvo en sus mejores momentos.

Hasta entonces, el sentimiento de muchos seguidores es claro: sin Jana, la serie ha perdido algo más que un personaje… ha perdido su alma.