🔪 Spoiler: “El caos se apodera nuevamente de la mansión”
El ambiente en la mansión Corhan se torna cada vez más tenso y peligroso luego de un perturbador hallazgo en la habitación de Jalís: alguien colocó una cabeza de oveja en su cama la misma noche de su boda, enviando un claro mensaje de amenaza. Ferit intenta mantener la calma, encargándose de reforzar la seguridad mientras pide a Seirán que contenga a Jatice, quien está emocionalmente afectada. Jalís convoca a toda la familia y advierte que están siendo vigilados desde dentro, por un enemigo que conoce cada uno de sus movimientos.
Mientras tanto, Mecide, consumida por la rabia y el deseo de venganza, entra sola a la habitación de su hermano Okech. Tras insultarlo por no vengarla ni cumplir su misión contra los Corhan, ordena a su guardia desconectarlo de las máquinas que lo mantenían con vida. Akin, su hijo, es manipulado para creer que los Corhan fueron los responsables de la muerte de su tío, con el objetivo de llevarlo a ejecutar una venganza que su tío no pudo completar.
La noticia de la muerte de Okech se extiende rápidamente. Suna se entera por teléfono y se lo comunica a Jatice, quien empieza a atar cabos y revela un oscuro secreto de su pasado: años atrás, cegada por los celos y el miedo de perder a Jalís, intentó eliminar a Mecide contratando a dos hombres para hacerla desaparecer. Ahora está convencida de que Mecide ha regresado para vengarse, y sospecha que hay un infiltrado en la mansión que está ayudándola desde dentro.
Ferit, furioso, se enfrenta a Abidín y los guardias por fallar en la seguridad. Abidín, ofendido, amenaza con renunciar, pero Ferit le exige que antes investigue a todos los empleados. La familia entera entra en estado de paranoia. Las reglas se endurecen: nadie entra ni sale sin permiso.
Durante el funeral de Okech, Ferit y Seirán enfrentan a Akin, quien lanza una siniestra advertencia a Ferit: la próxima vez, él podría ser quien termine en un ataúd. Akin, cada vez más radicalizado, comienza a coordinar con hombres misteriosos la preparación de una sala insonorizada para un posible acto de tortura.

Más tarde, Seirán y Ferit descubren que los médicos aseguraban que Okech estaba fuera de peligro y evolucionaba favorablemente. Su repentina muerte despierta sospechas: alguien lo asesinó y bloqueó la autopsia. Ferit se siente aliviado al saber que Orhan no fue directamente responsable de su muerte, aunque el peligro sigue presente.
Jatice, tras la crisis de Jalís, asume el control de la casa y establece reglas estrictas, lo que provoca roces con Ifat, Asumán y otros residentes. La tensión se dispara cuando prohíbe la entrada de Doruk, el entrenador de las chicas, a quien Asumán está comenzando a ver con otros ojos. Jatice no tolera desacatos y deja claro que en su casa, se hace lo que ella diga.
El capítulo cierra con más intrigas: Eché y Ferit son seguidos sin saberlo por sujetos desconocidos, mientras Akin da luz verde a una macabra preparación que podría desatar un infierno contra los Corhan. La amenaza es real, y el enemigo… está más cerca de lo que creen.