⚠️ SPOILER – Una Nueva Vida Capítulo 38: Ferit desafía a Halis Korhan 🔥 ¡La guerra en la mansión ha comenzado!

La estabilidad de la familia Korhan da un giro inesperado cuando Halis decide traer a su hija Nükhet y a su nieto Kaya desde Londres al yalı. Esta sorpresiva decisión sacude los cimientos de la jerarquía familiar y deja claro que Halis está decidido a reconfigurar el equilibrio de poder en la mansión.

Durante una cena que marcará un antes y un después, Halis coloca a Nükhet en el asiento más prestigioso de la mesa, desplazando a İfakat, quien había ocupado ese lugar durante años. Kaya, por su parte, es ubicado donde solía sentarse Fuat, fallecido recientemente. La reubicación no es simbólica: representa una clara declaración de intenciones. İfakat, humillada, se ve relegada a un lugar alejado y, aunque no lo muestra, la indignación se apodera de ella.

La familia capta de inmediato que la llegada de Nükhet y Kaya no es una simple visita familiar, sino una maniobra estratégica. Gülgün y Orhan optan por no involucrarse, mientras Ferit y Seyran tratan de entender cuál es el verdadero propósito detrás de este cambio. En su discurso, Halis recalca que Nükhet y Kaya jugarán un papel central en el futuro de la familia, señalando que, aunque el pasado no se olvida, es tiempo de avanzar.

Ferit, sin embargo, percibe este acto como una falta de respeto hacia su difunto hermano y, en señal de protesta, se retira de la mesa. A pesar de los intentos de Seyran por calmarlo, Ferit explota de ira. Considera inaceptable que Kaya ocupe el lugar de Fuat y acusa a su abuelo de traicionar el legado familiar. Al borde del colapso emocional, llega a afirmar que ni Nükhet ni Kaya pertenecen a la familia.

Seyran, consciente de la profundidad del dolor de Ferit, decide no presionarlo más, entendiendo que su furia nace de años de imposiciones por parte de Halis. En otra parte de la mansión, Nükhet tiene una conversación a solas con su padre. Ella lo confronta: sabe que su regreso no obedece únicamente al deseo de reparar el pasado. Entonces revela que padece una enfermedad terminal y que su principal preocupación es el futuro de Kaya. Le exige a Halis que lo integre plenamente en la familia. Halis, conmovido aunque frío, acepta.

Mientras tanto, Ferit y Seyran discuten en el coche camino a casa de Kazım. Ella le suplica que no mencione nada, temiendo una reacción violenta de su padre. No obstante, Ferit no puede contenerse y le cuenta todo. La reacción de Kazım es explosiva: considera que colocar a Kaya en el sitio de Fuat es un insulto intolerable. Declara que nunca se someterá a la autoridad de Halis y que tomará cartas en el asunto.

La noche se convierte en una espiral de resentimientos. İfakat, consumida por la pérdida de poder, empieza a maquinar cómo recuperar su posición. Orhan, cansado del autoritarismo de Halis, también comienza a distanciarse. Mientras tanto, Kaya, cada vez más incómodo, le pregunta a su madre si realmente están en el lugar correcto. Ella lo insta a tener paciencia, aunque su expresión traiciona preocupación.

La tensión crece aún más cuando Kazım llama a Halis para anunciar una visita. Aunque este intenta evitarla, Nükhet lo convence de aceptar. Ella ve en ese encuentro una oportunidad para asegurar el futuro de su hijo. Seyran, por su parte, teme que el enfrentamiento agrave la situación y trata de persuadir a Ferit de evitarlo. Pero él lo ve como una ventaja: cualquier desafío a Halis podría debilitarlo.

Nükhet no tarda en imponer cambios en el funcionamiento del yalı, incluyendo una transformación en la cocina que provoca la ira de Sultan, quien corre a quejarse con İfakat. Sin poder hacer mucho, İfakat se muestra cautelosa, esperando el momento adecuado para actuar.

Ferit, centrado en su recuperación física, acude a una consulta médica. Allí le recomiendan a Talih, una fisioterapeuta reconocida. Sin embargo, cuando Talih aparece, un malentendido con Seyran crea tensión. Talih, molesta, se niega a atender a Ferit. Desesperado, él le ruega que lo ayude, y tras una tensa pausa, Talih acepta, aunque lanza una mirada dura a Seyran.

Orhan regresa al yalı con una actitud rebelde que desconcierta a Gülgün. A la vez, İfakat empieza a reclutar aliados: intenta unir fuerzas con Ferit, Orhan y Gülgün para frenar el avance de Nükhet. Mientras tanto, Seyran intenta que Ferit y Kaya encuentren un punto de entendimiento, pero Kaya se muestra indiferente.

Durante una cena, las provocaciones de Kaya culminan en un momento explosivo: llama a Ferit cobarde e insinúa que Seyran lo defendió. Ferit, furioso, lo abofetea delante de todos. La tensión alcanza su punto máximo cuando Halis, para reafirmar su autoridad, también abofetea a Ferit. Pero esta vez, Ferit no se somete. Le grita que Nükhet y Kaya no regresaron por amor, sino para tomar el control.

El silencio invade la sala. Ferit, con determinación, anuncia que se va del yalı. Seyran, conmocionada, intenta detenerlo, pero él está decidido a dejar atrás su pasado y construir una vida lejos del dominio familiar. Orhan, aunque comprende la decisión de su hijo, no se atreve a enfrentar a Halis. İfakat, por su parte, se mantiene leal al patriarca, pero observa todo con atención.

Este momento marca un punto de no retorno. La autoridad de Halis se tambalea, e İfakat se prepara para actuar. La partida de Ferit no solo es un acto de rebeldía: es el nacimiento de una nueva etapa, tanto para él como para la familia Korhan. La guerra por el control de la mansión ha comenzado… y nada volverá a ser igual.