⚠️ Spoiler: Enemigos comunes en ‘Sueños de libertad’, avance capítulo 342, 3 de julio. Gabriel chantajea a María…

La calma de la mañana no lograba apaciguar la tormenta emocional que se desataba entre los muros de Perfumerías de la Reina. Andrés se encontraba exhausto, abrumado por las responsabilidades empresariales y por la tarea de encontrar a una enfermera digna de confianza para cuidar a María. Begoña, al percibir su agobio, le ofreció encargarse ella misma de seleccionar a la persona adecuada. Aunque para Andrés fue un alivio, para María, que escuchó la conversación sin ser vista, fue una humillación intolerable. Sentía que su privacidad estaba siendo invadida por su rival, y no estaba dispuesta a permitirlo.

En paralelo, Joaquín acudía al despacho de don Pedro para disculparse por haber dudado de él. Pedro, que ya había comenzado a manipularlo, aprovechó la ocasión para contarle una versión tergiversada de los hechos: culpó a Jesús de haber sobornado a Górriz y lo responsabilizó de chantajes relacionados con Digna. El joven quedó devastado, creyendo que Pedro era el único que había protegido a su madre. Así, sin saberlo, Joaquín se convirtió en una pieza más dentro del maquiavélico plan de Pedro.

Mientras tanto, María se enfrentó a Raúl, acusándolo de ser demasiado evidente con su afecto, poniendo en peligro su reputación. Le exigió distancia para protegerse, y él, roto por sus palabras, decidió dejar su puesto. Aunque en el fondo le dolía perderlo, María comprendía que era un sacrificio necesario para preservar su posición.

Por otro lado, la llegada de Gabriel, el nuevo abogado y sobrino de Rafael, trajo consigo una oleada de tensión. Pedro, desconfiado, pidió a Irene que lo vigilara. Sin embargo, ella, harta de las intrigas y del sufrimiento que Pedro le provocaba a Digna, se negó rotundamente. La autoridad de Pedro comenzaba a resquebrajarse.

En el almacén, Carmen intentaba ayudar a su hermano Chema a conseguir el puesto de conductor que había quedado vacante. Aunque Tasio aceptó ayudarla, luego lo colocó como mozo de almacén sin avisarle. Al descubrirlo, Carmen sintió traicionada por su marido y dispuesta a enfrentarlo.

En casa, Pelayo intentaba convencer a Marta de que tuvieran un hijo, sugiriéndole opciones como la adopción o la inseminación. Pero Marta, atrapada por sus propios miedos y conflictos internos, lo rechazó. Damián, al enterarse del deseo de Pelayo, le propuso una estrategia: convencer a Fina, la mejor amiga de Marta, para que ella la hiciera cambiar de opinión.

Mientras tanto, en el dispensario, Luz vivía un momento crucial: el resultado de su examen de medicina. Incapaz de abrir el sobre por los nervios, le pidió a Luis que lo hiciera. La noticia fue magnífica: había aprobado. Entre risas y lágrimas, ambos celebraron su victoria, compartiendo una escena de felicidad pura que contrastaba con el ambiente cargado de conspiraciones.

Sin embargo, Gabriel no perdía el tiempo. Visitó el laboratorio, se presentó a Luis con aparente cortesía, pero mostró un interés especial en el nuevo perfume para Cobeaga. Su coqueteo con Cristina, la secretaria, no pasó desapercibido para Luis, quien intuyó que Gabriel estaba buscando aliados e información por medios poco éticos.

El día avanzaba, y María se sentía cada vez más sola. La renuncia de Raúl, su dependencia física y el miedo a perderlo todo la colocaban en una situación desesperada. Al cruzarse varias veces con Gabriel, comenzó a sospechar de sus intenciones. Lo confrontó directamente en la biblioteca, y él, dejando atrás toda fachada, le confesó su verdadero objetivo: vengarse de Damián de la Reina, a quien responsabilizaba de la ruina y muerte de su padre, Rafael.

Gabriel reveló que había colaborado con Jesús, quien también odiaba a Damián, y que su plan no se detuvo con su muerte, sino que solo cambió de forma. Le dijo a María que ella era clave para su venganza: su situación como esposa despreciada la convertía en una aliada ideal.

Ella intentó resistirse, pero entonces Gabriel la chantajeó con su relación con Raúl. Le advirtió que, si Damián descubría su aventura, perdería todo: su hogar, su hijo, su estatus. Atrapada, con el corazón destrozado y el futuro pendiendo de un hilo, María aceptó ser parte de su plan.

Gabriel había ganado. La tenía de su lado, lista para actuar como espía dentro de la familia. La guerra en Perfumerías de la Reina había comenzado.